No fue fácil. A la complicada clasificación hubo que añadir primero la posibilidad de un viaje imposible. Los mas osados como Alvi y su familia decidieron que la aventura de la franja merecía esa odisea y viajaron a las bellísimas Islas Feroe para ver el que parecía el arranque europeo del Rayo Vallecano.
No fue así aunque dudo que olviden el viaje. Después se supo que la nacionalidad del rival impediría ocupar parte de la grada visitante. El Neman Grodno bielorruso disputaba sus partidos en Hungría debido a la sanción de UEFA a los conjuntos de tal país por razones ya conocidas. También hubo unos cuantos franjirrojos que recalcularon ruta en coche a tiempo desde algún punto de Europa para llegar no a una isla en medio del Atlántico sino a Szeged, ciudad magiar y poder saludar a la expedición rayista en la puerta del hotel.
“Los sueños se cumplen” (Óscar Trejo, jugador del Rayo)
No ayudó tampoco el hecho de que el conjunto de la aldea gala vallecana fuese ninguneado de nuevo por los medios televisivos españoles. Ni los que tenían los derechos quisieron ni los que por localía debían hacerlo tuvieron intención alguna de emitirlo y hubo que buscarse la vida para ver el estreno de los de Íñigo Pérez en Europa. Si no me falla la memoria la primera emisión en pruebas de Telemadrid en su historia fue un partido del Rayo.
Tocó pues elegir entre dos opciones para tener en pantalla al Santa Inés. La de pago, ofrecida por una plataforma sueca y por supuesto anunciada por el club y la gratuita, gracias a internet y un canal de televisión bielorruso. Optamos por “comunismo” más por economía que por otra cosa y nos sentamos un rato antes de las ocho de la tarde de un jueves de agosto a ver en la previa un campeonato de gimnasia rítmica lleno de caracteres cirílicos y a recibir consejos para apostar al Neman-Rayo.
Salieron los once franjirrojos a la cancha y subimos el sonido de la tele para escuchar el ruido de los rayos entre los ininteligibles comentarios de la narración local. Rayos, centellas y una lluvia infinita fueron la señal de que los nuestros pisaban Europa un cuarto de siglo después. Los innegociables Balliu y Trejo, por supuesto luciendo el brazalete de capitán estuvieron presentes y Batalla garantizaba la seguridad.
Rayo VallecanoLa primera parte fue funcionarial, al estilo de cualquier cadena de montaje de la era soviética y los jugadores de Íñigo Pérez, con las novedades de Fran y Vertrouwd (cumplieron bien), se dedicaron, con una lluvia cada vez mayor a pasarse la pelota del mismo modo que se aprieta una tuerca detrás de otra . Solo se animaron a disparar a puerta un par de veces y por aburrimiento. El partido parecía estar en desgastar al correoso Neman que no perdía la oportunidad de soltar una coz cuando la circulación de pelota de la franja se ralentizaba y no mostraba más peligro que el de cualquier equipo decente, orden en defensa y arrojo en el juego aéreo.
El arranque de la segunda fue el despertador que alerta al aletargado. Sin comerlo ni beberlo un bielorruso se vio solo ante Batalla y Augusto salvó el disgusto. Pasó la hora de rigor sin mayor novedad, Iñigo, en camiseta, se mojó y al verde entraron Álvaro , Isi y de Frutos para junto a Camello formar el póker de ases que ganara el partido . Pronto entró también Pedro Díaz por si faltaba disparo y aquello se notó.
Álvaro García celebrando el gol. Vía: Rayo VallecanoNo era tarde de las que apetezcan, pero era jornada para la historia. Álvaro García, el de la cuchara en Montilivi, lo supo enseguida. Se asoció con Pacha, cumplidor, con Isi, correcto, con Gumbau, imperial, con Camello, motivado, con Pedro, llegador y no paró hasta que consiguió el objetivo. La leve prolongación de Palazón llegó a su zurda que sirvió de engaño. Su marcador, avisado, quiso cerrar el costado pero García giró el timón, abordó la derecha y lanzó una bola de cañón que el meta local no pudo detener con sus mojados y desgastados guantes.
El Santa Inés anotaba su primer gol y aunque pudieron ser más se quedó ahí ojalá para regalarnos más el jueves próximo. El susto final con Augusto chocando con el palo para desviar un remate de cabeza del Neman es el aviso perfecto para navegantes del Santa Inés de que nadie regala nada y en el fútbol como dijo Don Luis Aragonés “el más tonto hace relojes”.
Victoria de la franja, partido para el recuerdo y brecha para la historia de David, periodista inglés que animando al Rayo en la grada tuvo un tropezón.
Volvimos. Bonito fue, emocionante y original también. Inolvidable seguro.