El inicio de la segunda parte fue terrible. Los ojos de la grada, magullados de tanto arañazo de incredulidad vieron como Batalla, una vez más. marcaba el camino. El Lech Poznan, quinto en la liga polaca y cuyo último partido como visitante se tradujo en la primera victoria de un equipo de Gibraltar en la historia estuvo a punto de anotar su tercer gol en Vallecas y cerrar su victoria más llamativa. Augusto lo evitó y la grada pasó del alivio al ánimo.
Tras montar sus ultras lío en Vallecas y colarse para pintar un grafiti en el estadio, el Lech Poznan hizo sangre difundiendo un video en el que se mostraban las vergüenzas del vestuario visitante. Su estadio, cuatro estrellas UEFA no resiste la comparación pero la calidad de ambas escuadras tampoco la resistiría…o sí.
Tifo de Working Class en un fondo y lona de Conference League en el otro parecían anunciar una noche grande. El comienzo, sin embargo, no pudo ser peor. Posible roja para Lejeune que el VAR convirtió en no-foul, tarjeta para Trejo en la siguiente acción, despiste general y gol de Palma para los visitantes (0-1). Todo en un minuto. La unidad B de la franja lo intentaba pero a veces imprecisa y en ocasiones precipitada, se encontró con un muro. El Lech Poznan administraba los tiempos con maestría, una atención médica por allí, un intento de salir por allá mientras el Rayo Vallecano desesperaba.
En otra llegada aislada de los polacos Kozubal remató a placer un pase desde la derecha y asomó el drama en Payaso Fofó. (0-2).
Los siguientes minutos al paradón de Batalla fueron de quiero y no puedo e Íñigo Pérez, harto, dio un volantazo. En una misma ventana se incorporaron al juego Ratiu, Isi, Alemao y Pedro Díaz. Más allá del sonoro encontronazo entre el mister y Balliu el cambió intimidó a los polacos que dieron un paso atrás.
Una acción sin peligro dio origen al inicio de la remontada. Álvaro salvó un saque de banda y la continuidad de la jugada terminó en un dogma de fe de Isi, que se anticipó al zaguero polaco para acortar distancias en el marcador (1-2).
El Lech Poznan se sintió arrinconado pero no dejó de intentar contras de vez en cuando hasta que Palma salió de la cancha. Con el hondureño en el banquillo el equipo visitante perdió amenaza y el Rayo jugó en el área visitante surcada por un autobús.
De otra acción ridícula nació el empate. Ismaheel ,mete en el campo un balón que salía por la banda, Álvaro centra al área, Alemao deja pasar, Milic falla el despeje y Jorge de Frutos, el quinto mosquetero remacha en boca de gol (2-2).
La grada era un clamor, el Lech un flan y el balón no hacía más que volar por la zona de peligro visitante. Los visitantes plenos de oficio en la primera parte acusaron una bisoñez tremenda. Salieron al contraataque y dejaron una autopista para Pacha Espino que libre de marca estampó el balón en el larguero. Tras el susto, la pérdida de tiempo clásica y luego el caos. El Lech lo tuvo en un par de jugadas atolondradas de la zaga local y el descuento, corto, no auguraba nada bueno.
De los cuatro minutos de añadido tres pasaron entre el suelo y el aire. Un córner daba esperanza con un desvío de Óscar Valentín que estuvo cerca de anotar pero el empate parecía inamovible. El saque largo del Lech terminó en los pies de Pathe Ciss que lanzó un pase medido a la espalda del lateral derecho. Allí estaba Álvaro García que tras un control primoroso cruzó el balón a la red (3-2).
Esta es la historia que siempre quisimos contar. A pesar de vivir en barrio humilde, de tener un estadio precario y un presidente aún peor, el Rayo ilusiona en su viaje por Europa. Victoria en el último minuto, euforia desatada y que pase el siguiente, que será el líder de primera. “Casualidades” del calendario. A por él.