El Rayo Vallecano logró una remontada impresionante frente al Lech Poznań (3-2), y, antes, durante y después del encuentro ha sido una contienda que ha dado mucho de que hablar.
El Rayo Vallecano-Lech Poznań sigue en juego
Hay partidos que abarcan mucho más que aquello que ocurre en el terreno de juego y durante los noventa minutos de juego. Partidos que arrancan antes del pitido inicial y que terminan incluso días después de que el árbitro decrete el final del encuentro. Sin duda, el partido entre el Rayo Vallecano y el Lech Poznań ha sido uno de ellos. De hecho, a estas horas, todavía sigue en juego.
Si hay que poner un inicio a este histórico encuentro que se sucedió en Vallecas, hay que remontarse al 15 de octubre, fecha en la que se declaró la contienda como partido de alto riesgo. Ante esta calificación, entre los rayistas surgió la pregunta: ¿Quién viene a Vallecas el 6 de noviembre? Nada más y nada menos que los ultras del conjunto polaco. Uno de los grupos radicales más peligrosos de Polonia, ubicados ideológicamente en la ultraderecha, y declarados patrióticos y anticomunistas. Casualmente, contrarios a Bukaneros, los cuales eran conscientes de que al Barrio no iban a venir a repartir caramelos. Así fue.
Más de 1000 ultras polacos viajaron a España días antes, aproximadamente 700 con entradas y el resto en busca de una entrada que, seguramente consiguieron en las taquillas del estadio, carente de seguridad y control. La noche previa al encuentro, y conscientes de la llegada de los ultras foráneos, Bukaneros se dieron cita con ellos y protagonizaron una batalla campal, obligando a la Policía Nacional a actuar. Mientras tanto, uno de esos ultras polacos no desaprovechó la ocasión para colarse en el estadio y hacer una pintada que, al parecer, es habitual en sus visitas a campos contrarios. Si el partido ya estaba en el punto de mira policialmente hablando, esto lo puso en el centro de la diana.
El día previo al encuentro no terminó ahí. Las redes sociales del Lech Poznań subieron un vídeo donde mostraban el vestuario visitante a modo de risa y de burla. El partido ya estaba encendido por todas las partes posibles.
El día del encuentro fue de un despliegue policial en Vallecas jamás visto en el barrio madrileño. La ocasión lo merecía y los antecedentes obligaban a ello. No sucedió nada reseñable hasta las horas previas del partido. Martín Presa atendió a los micrófonos de Movistar+ y calificó de inaceptable el vídeo del club polaco, de ahí su frío acercamiento con su directiva.
En cuanto a fútbol se trata, el partido también tuvo de todo. Unos primeros minutos interrumpidos por una acción donde todo apuntaba a que Lejeune se iba a marchar expulsado, que terminaron con el colegiado del encuentro Viktor Kopiievskyi yendo al monitor y acabando por no decretar ni falta. A partir de ahí, el Rayo no fue el Rayo, y el Lech Poznań se marchó al descanso con dos goles de ventaja en dos zarpazos que helaron Vallecas.
La segunda parte fue, es y será historia de La Franja. Una segunda parte que será contada de abuelos a nietos rayistas de como el Rayo se levantó de la lona y fue capaz de tumbar al campeón polaco. Los cambios fueron clave, aunque parece que no sentaron bien a todo el mundo. Balliu e Íñigo Pérez tuvieron un encontronazo que duró varios minutos y que pareció tener una repercusión tras el pitido final.
Volviendo al partido. Isi puso la primera piedra de la remontada. Vallecas entró en ebullición y ya no había vuelta atrás. De frutos salió y a los tres minutos desató la locura en Vallecas poniendo el empate a escasos minutos del final. Muchos rayistas ya se conformaban con un punto, que visto lo visto, era gloria. Pero cuando el Rayo suena, y más en Vallecas, es porque se avecina tormenta. Último minuto del añadido, balón largo de Pathé Ciss a Álvaro García que, tras un control exquisito, cruzaba el balón y sembraba el éxtasis en toda Vallecas. Partido histórico cerrado por un jugador que es historia viva de La Franja.
No debió sentar nada bien este gol a los ultras polacos, pues estos comenzaron a arrojar objetos a la grada local, incluyendo una silla. Con el pitido final parecía que toda esta odisea había finalizado. No fue así.
Íñigo se marchó tras el partido y no atendió a los medios de comunicación. Ni el presidente, ni Cobeño, ni Pedro Díaz, ni Ratiu dijeron algo al respecto de lo sucedido, salvo que el técnico se encontraba indispuesto y que hubo una reunión express de los futbolistas en el vestuario una vez concluida la contienda.
Una situación que ha dado la vuelta al mundo, y que hasta el propio seleccionador nacional, Luis de la Fuente, ha dado su punto de vista. Lo único que se sabe con claridad a estas horas es que el Rayo se ha entrenado hoy a puerta cerrada en vistas al encuentro frente al Real Madrid el domingo a las 16:15, y que el vestuario ha quitado hierro al asunto. Por parte de Íñigo, se desconoce lo que le llevó marcharse antes del estadio.
Un Rayo Vallecano-Lech Poznań que sigue en juego y que muchos tardarán de borrar de la mente, y no solo por lo que ocurrió en el verde, sino por todo lo que le rodeó, y que a estas horas, le sigue rodeando.

