La inflamación del vientre no es siempre negativa. Hay ocasiones en que puede ser con efecto positivo. Ocurre cuando el sistema inmunológico de una persona envía células inflamatorias en el momento en el que detecta bacterias, virus o toxinas para ayudarlo a protegerse de enfermedades. Si sufre una lesión, esta misma respuesta inflamatoria inicia el proceso de curación. Pero si se repite muchas veces, esto ya no es tan positivo.
Si el cuerpo crea de manera continua una respuesta inflamatoria incluso cuando no se enfrenta a una infección o lesión, la inflamación puede volverse crónica. Esto es lo que puede dañar células y tejidos sanos, provocando dolor, fatiga y otros síntomas que afectan la salud física y mental. Este tipo de inflamación, crónica, puede acarrear problemas de salud muy graves tales como Alzheimer, enfermedades cardiacas, artritis y diabetes tipo 2.
Son numerosos los factores que pueden hacer que una persona sea más propensa o no a desarrollar una inflamación considerada como crónica. Hay que tener en cuenta el tipo de alimentación que tiene, el ejercicio físico que hace e incluso las horas de sueño, si fuma o bebe alcohol. A eso habrá que añadir el peso y el nivel de estrés, que afectan también a la inflamación en el cuerpo.
¿Cómo reducir la inflamación crónica?
Todo tiene solución y reducir la inflamación crónica es posible con una dieta en la que no tienen hueco los azúcares añadidos ni las grasas no saludables. Sí otros alimentos recomendados por varios expertos, que los consideran indispensables para combatir la inflamación:
- Bayas: fresas, arándanos, frambuesas, moras y otros tipos de este grupo están repletos de fibra, son antioxidantes fitoquímicos potentes como las antocianinas que ayudan a reducir la inflamación.
- Pescados de agua fría: salmón, arenque, caballa y anchoas son una muy buena fuente de proteínas y ácidos grasos omega-3. El cuerpo humano metaboliza los omega-3 en compuestos que combaten la inflamación y mantiene el colesterol bajo control.
- Verduras crucíferas: brócoli, coliflor, coles de Bruselas, el repollo, la rúcula y la col rizada son ricas en sulforafano, un antioxidante que ayuda a reducir la inflamación. A su vez contienen fibra soluble, que permite mantener la digestión en marcha.
- Aguacate: junto con el potasio, el magnesio y la fibra, el aguacate está lleno de grasas monoinsaturadas saludables para el corazón, vitamina E y carotenoides, que pueden reducir la inflamación.
- Tomate: no sólo tiene un alto contenido de vitamina C y potasio, pues también de licopeno, un antioxidante clave contra la inflamación.
- Nueces: son ricas en proteínas y contiene grasas monoinsaturadas, vitamina E y magnesio, que pueden reducir la inflamación y disminuir el riesgo de enfermedades cardíacas. Las almendras también son buenos alimentos para combatir la inflamación.
- Té verde: contiene propiedades antioxidantes y antiinflamatorias debido a su alto contenido en catequinas. Esto puede reducir el riesgo de varias afecciones de salud, incluidas enfermedades cardíacas, obesidad y cáncer.
- El aceite de oliva: los antioxidantes y polifenoles del aceite de oliva combaten la inflamación y ayudan a proteger las células del cuerpo. Estas propiedades antiinflamatorias pueden ser consideradas como determinantes en el hecho de incluir el aceite de oliva como elemento básico en la dieta mediterránea.
- Las naranjas: hablamos de una fruta cítrica que es una gran fuente de vitamina C, que fortalece el sistema inmunológico de las personas. Además, las naranjas también contienen fibra, folato y flavonoides, que ayudan a mantener el corazón sano y disminuir la inflamación.
- Cúrcuma: cuando se habla de especias que ayudan a combatir la inflamación, la cúrcuma es la que encabeza la lista. Esta especia tiene un sabor cálido y terroso y contiene curcumina, un poderoso compuesto antiinflamatorio.
