Estamos acostumbrados a ver gorros de lana con pompón. Los hay de todos los colores y también de todo tipo. Algunos son pompones de lana, otros son de pelitos suaves… pero es habitual que luzcamos pompones en invierno. Seguro que hemos asumido que es un simple adorno. Al final ahí termina la costura y parece perfecta esa esfera para que estéticamente se vea mejor. Pero no es solo por estética que los gorros llevan pompón y te lo vamos a explicar aquí.
Con los pompones de este accesorio para como con otros detalles de nuestra vestimenta que acaba pasando desapercibido porque forman parte de nuestro día a día y ni lo pensamos. Lo mismo que sucede con el bolsillo pequeño de los vaqueros. De cualquier forma estamos de acuerdo en que los pompones le dan un toque divertido a nuestros looks de invierno además de mantenernos calentitos.
Pero como decíamos, la estética no es el único motivo por el que encontramos estos pompones en los accesorios de cabeza. Y es que hay varias teorías, pero si tienen un denominador común todas ellas esa es la seguridad del usuario, así que no te pierdas las explicaciones.
Motivos por los que los gorros llevan pompón
Pues sí, no hay una sola explicación para que nuestro gorro lleve pompón, son varias las teorías que han ido cambiando con el paso del tiempo. Pero conocemos el origen y el motivo por el que se puso esta decoración por primera vez. Y fue precisamente en la época vikinga, entre los siglos VIII y XI. Además, tenemos que hacer referencia al dios de la lluvia Feyr. Aunque no solo es dios de la lluvia, también lo es del sol naciente y de la fertilidad y si vemos la estatua que se encontró en Södermanland, Suecia, en 1904, encontraremos precisamente que lleva un pompón en el casco. Esto hizo estudiar el motivo.
Aunque en este caso y de primeras también se consideró que podía ser por motivos estéticos, otros investigadores se dieron cuenta de que este pompón ayudaba a quitarse el casco de una forma bastante más cómoda.
Pero, ojo, que no es la única teoría y el único pompón que se haya encontrado en la historia. De hecho, también conocemos la gorra de Monmouth, que en el siglo XVI se popularizó en Inglaterra. Estas gorras con pompón las llevaban tanto los soldados como los marineros. Ahí tenemos también otro pompón que ha ido derivando en los gorros que vestimos hoy en día en invierno con nuestra decoración en la coronilla.
En este caso la utilidad era otra diferente a la de los vikingos. En esta época, en la napoleónica, este pompón fue muy útil, ya que lo llevaban los soldados de infantería, pero no eran todos igual, sino que servía para diferenciarlos. Y lo hacían por el color que llevaban cada uno, como hoy en día pasa, por ejemplo, con los cascos en las obras, que dependiendo del color tienen una profesión u otra.
Sin embargo, por si todas estas teorías aún no te parecen suficiente, tenemos otra historia más, que es aún más curiosa. Nos remontamos en este caso al siglo XIX y nos situamos en la marina francesa. Se cuenta que uno de los soldados que formaban parte de la marina sufrió un accidente muy grave cuando una ola provocó que el militar se diera un golpe en la cabeza con el techo de la embarcación. Pero es que esto no era la primera vez que sucedía, aunque puede que sí fuera el caso más grave.
Pero ojo, porque ese accidente no sucedió un día cualquiera, sino que cuenta la leyenda que la emperatriz Eugenia estaba visitando la embarcación ese día y ella misma ofreció su pañuelo al hombre accidentado, que se lo lió en la cabeza y acabó lleno de sangre.
A partir de ese momento se decidió que se colocaría un pompón, o una borla, en los gorros de los marinos para evitar los golpes. Además, se decidió que este pompón sería de color rojo en honor a aquel pañuelo que acabó lleno de sangre.