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Adiós a las aplicaciones de citas: así ligan ahora las nuevas generaciones

por Antonio R.
15 de febrero de 2025
en Sociedad
Adiós a las aplicaciones de citas: así ligan ahora las nuevas generaciones.

Adiós a las aplicaciones de citas: así ligan ahora las nuevas generaciones.

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Puede ser una tarde cualquiera en Madrid u otra ciudad de España. Alrededor de una mesa, una veintena de solteros comparten una conversación animada y risas alrededor de una mesa. Todos ellos forman parte del club slow dating creado por una chica hispano-peruana que se cansó de los fracasos en las aplicaciones de citas. Una hora antes, al local han accedido 20 personas, 10 mujeres y 10 hombre de entre 25 y 35 años. En ese momento, el ambiente era otro, de nerviosismo. Con la sesión iniciada, todo cambió.

Este concepto de slow dating, o citas lentas, ha cogido protagonismo en varias ciudades de Europa y Eva Sánchez, directora creativa, se propuso llevarlo a cabo en Madrid. Lo hizo tras sufrir un nuevo desencanto en la red, cuando la persona con la que chateaba desapareció de repente y sin dar ninguna explicación.

Eva ha ido promocionando su iniciativa con carteles en las calles de Madrid, en los aparece el nombre de su perfil de Instagram y además pide que nadie se fie de las aplicaciones de citas. Una vez al mes, la joven española organiza un encuentro con una temática y ubicación diferentes con la idea de que los participantes, que pagan 30 euros por acudir, no se sientan como en una cita. Para romper el hielo, propone a las personas juegos y actividades manuales.

Las aplicaciones a la baja

El británico Tom Hopcroft también empezó a organizar en Madrid eventos de citas mediante su perfil de Instagram que tiene un nombre provocativo, Guiri de mierda. Dirigidos a solteros de todo el mundo recién mudados a la capital española o a Barcelona. Y el resultado es muy bueno, siempre está completo.

Todo esto ocurre, en gran medida, porque las aplicaciones de citas han perdido terreno. Así, las descargas de apps como Tinder, Bumble, Meetic y Grindr han bajado cerca de un 20% desde 2020 según los datos de Sensor Tower, agencia de análisis de datos digitales. Y eso también a tenido repercusión económica, pues la valoración en bolsa de Match Group, dueños de Tinder y Meetic por ejemplo, se ha desplomado: de 47.000 millones de euros, máximo alcanzado en 2021 tras el pico de la pandemia, a los 7.700 de hoy.

Así, con esta caída tan importante de los ingresos, las empresas de citas en la red comenzaron a ofrecer actividades grupales o encuentros entre amigos. Damián, de 33 años, fue uno de los que abandonó las aplicaciones de citas tras conocer su lado oscuro ya que ha trabajado con algoritmos como desarrollador informático. Por ello, decidió “conocer gente en la vida real, saliendo y socializando” aunque es más difícil, pero no dudó en formar parte de uno de los eventos organizado por Eva Sánchez.

No es cómo se esperaba

Las pantallas se han vuelto tan cotidianas que se ha perdido parte del interés por las interacciones directa y ahora “parece raro e invasivo” que unos hombres se acerque a una mesa en la que puedan estar chicas para proponer algún plan, asegura Isabel, de 28 años.

Para Esther Jiménez, psicóloga, hay un “desencanto” entre los jóvenes pacientes que recibe en su consulta. Estos tienen citas “peros sin una intención de conectar realmente con la otra persona, más como un entretenimiento, por lo que está apareciendo mucha desesperanza en los jóvenes que desean encontrar a alguien con quien compartir su vida”. Esto hace que su autoestima “se vea afectada”, dice esta experta en parejas.

Además, Jiménez, añade que estamos en una sociedad “aparentemente conectados el 100% del tiempo y sin embargo, el sentimiento de soledad generalizado asusta mucho. Al fin y al cabo somos seres gregarios y necesitamos de otros, por eso buscamos las conexiones”.

Por estas cosas el slow dating está funcionado porque “cambia el paradigma y las personas tienen la oportunidad de sentirse vistas y acudir con las defensas algo más bajas, ya que asumes que vas a encontrar a otras personas con ganas de lo mismo que tú, conectar con otros», dice la psicóloga.

 

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