Las patatas son un elemento básico en muchos hogares, podríamos decir que en prácticamente todos. En ocasiones, por exceso de compra o porque durante un tiempo no se han consumido, podemos encontrarlas en mal estado al estar en la despensa más días de los que debían. Hubo un brote en las mismas.
Esos tallos, o manchas, que aparecen en pocos días en las patatas lo hacen porque las condiciones de almacenamiento no han sido las idóneas y afectan tanto a su aspecto como a la calidad del alimento. Para que esto no ocurra, hay trucos, o métodos, relacionados con la forma de almacenarlas que permiten que se mantengan más frescas durante más tiempo.
¿Cómo podemos evitar los brotes en las patatas?
La reumatóloga y creadora de contenido Erin Carter compartió en su perfil de la red social TikTok un vídeo en el que revela el truco para evitar que aparezcan brotes en las patatas. Según Carter, el error más común que se comete es almacenarlas en una bolsa de plástico, ya que este material atrapa la humedad y acelera la germinación.
En lugar de utilizar la bolsa de plástico, la reumatóloga recomienda que sean transferidas a una bolsa de papel, lo que permite una mejor ventilación y absorbe el exceso de humedad. El gran se secreto de esta fórmula está en añadir una manzana. Se trata de un método basado en principios de conservación natural y es recomendable porque las manzanas liberan etileno, un gas que ayuda a evitar brotes en las patatas. Para que el efecto será mayor, se recomienda además guardar la bolsa en un lugar fresco y seco.
Otras formas de evitarlo
Más allá del truco de Eric Carter, hay otras formas de evitar que las patatas germinen o se echen a perder antes de tiempo. Así, desde la Organización de Consumidores y Usuario (OCU) se recomienda:
- Comprar sólo la cantidad necesaria para evitar almacenarlas durante demasiado tiempo.
- Seleccionar vegetales sin daños ni brotes en el momento de la compra.
- Guardarlas en un lugar fresco, seco y bien ventilado, evitando el frigorífico, ya que el frío convierte su almidón en azúcares, afectando su sabor y textura.
- Cocinar las patatas adecuadamente, pues hervirlas reduce hasta un 65% de los glicoalcaloides, mientras que freírlas a 170 grados puede eliminarlos en un 90%; sin embargo, no se recomienda superar esta temperatura, podría formarse acrilamida, una sustancia potencialmente perjudicial para la salud.
¿Se pueden comer patatas germinadas?
Con independencia de su aspecto poco apetecible, el consumo de patatas germinadas puede conllevar un riesgo para la salud de las personas. Según la OCU, cuando las patatas comienza a brotar o desarrollar manchas verdes, aumentan su concentración de glicoalcaloides, compuestos naturales como la solanina y la chaconina, que en grandes cantidades pueden ser tóxicos.
El riesgo depende de la cantidad ingerida
De acuerdo con Autoridad Europea de Sanidad Alimentaria (EFSA), una dosis de 1 miligramo por kilo de peso corporal al día puede causar síntomas como náuseas, vómitos o diarreas. El riesgo para las personas adultas es mínimo, porque tendrían que consumir grandes cantidades para que los efectos puedan ser preocupantes.
El cuidado hay que tenerlo con los más pequeños, con un riesgo mayor por su peso. Esto hace que puedan alcanzar concentraciones tóxicas con mejor cantidad de alimento ingerido. Para reducir la exposición a estas sustancias, los expertos recomienda:
- Evitar patatas con manchas vedes o brotes visibles.
- Almacenarlas en un lugar oscuro, pues la luz favorece la producción de solanina.
- Pelas las patatas antes de que vayan a ser consumidas, pues la pie y las zonas vedes concentran hasta 10 veces más glicoalcaloides que la pulpa.
- Eliminar completamente los brotes.
- Si la patata está demasiado germinada, desecharla.
