Durante mucho tiempo se ha considerado que lavar la ropa a la temperatura de 40 grados centígrados era la más óptima, pero ahora se ha puesto en duda que sea lo más beneficioso. A pesar de lo que dicen expertos en la materia, sobre todo profesionales de la industria, son muchos los que se mantienen firmes en su idea de lavado a 40 grados, pero los entendidos señalan que a veces merece la pena probar otras opciones más bajas.
En la página web cafefinlandia.fi se asegura que un ligero cambio en la temperatura, se puede conseguir un ahorro significativo de energía y dinero. Por ello, los expertos recomiendan probar temperaturas menos elevadas tanto por los beneficios que se pueden obtener respecto a la ropa como por los beneficios a nivel económico, con una factura más reducida.
A una temperatura menor
Las lavadoras más modernas, las que se suelen utilizar en la actualidad, tienen funciones para reducir de forma significativa el consumo de la energía. Así, lavar a 20 grados no sólo tiene el efecto de bajar la carga en las facturas, también ayuda a preservar los colores intensos y una vida útil mas larga para las telas.
Gracias a soluciones técnicas avanzadas de estas lavadoras, cuando alguno de sus dispositivos trabaja a bajas temperaturas contribuyen a tener una ropa mucho más suave.
Los riesgos de lavar a 40 grados
Entre los principales problemas cuando se lava a 40 grados es el desgaste de la ropa. A esta temperatura, las fibras de los tejidos de la vestimenta sufren un estrés mucho mayor, lo que puede conllevar arrugas difíciles de eliminar e incluso generar daños irreversibles en prendas delicadas, como pueden ser, por ejemplo, las fabricadas con materiales sintéticos o naturales como la lana y la seda.
A ello hay que añadir la pérdida de color es frecuente, especialmente cuando hablamos de prendas oscuras o de colores vivos, que se pueden desteñir con el paso del tiempo y perder su apariencia inicial. En contraste, los lavados a temperaturas más bajas ayudan a preservar la intensidad de los colores y mantienen las prendas en mejor estado durante mucho más tiempo.
Hay más aspectos a tener en cuenta, como es el consumo energético. Lavar a 40 grados implica un gasto importante de electricidad, lo que no sólo afecta al bolsillo, también hay un impacto ambiental menor. De acuerdo a diversos estudios, reducir la temperatura de 40 grados a 30 grados puede hacer que baje el consumo energético en más de un 30%, lo que supone una reducción considerable en la factura y una menor huella de carbono.
Si todavía hay dudas, los expertos comentan que poner la lavadora a 40 grados no garantiza una eliminación total de gérmenes y bacterias. Salvo que se utilicen productos específicos como son los desinfectantes textiles, algunas bacterias suelen sobrevivir a esta temperatura. En los casos en los que la desinfección es crucial, como en la ropa de bebés, toallas o ropa de personas enfermas, es preferible recurrir a temperaturas altas 60°C o más) o utilizar aditivos antibacterianos en el lavado.
Recomendación de los expertos
Para maximizar los resultados a bajas temperaturas, los expertos recomiendan lo siguiente:
- Tratar previamente las manchas visibles con productos específicos antes del lavado, especialmente si se trata de manchas de grasa, de vino o de café, que son más complicadas de eliminar.
- Optar por ciclos de lavado más largos, porque al lavar con agua fría el detergente necesita más tiempo para actuar y descomponer la suciedad de manera efectiva.
- Usar detergentes diseñados para lavar a bajas temperaturas, que permiten eliminar la suciedad y las bacterias sin necesidad de agua caliente.
- No sobrecargar la lavadora, ya que se reduce la efectividad del lavado.
