Con los avances a nivel tecnológico, la sociedad ha avanzado a todos los niveles. También en los que no debía, como por ejemplo en lo referente a los delitos. Los delincuentes también se han aprovechado de ello y se han puesto al día. Así, aprovechando la falta de destreza de muchos usuarios con el teléfono móvil o su exceso de confianza, junto con la codicia y malicia de los delincuentes, los peligros son constantes en el entorno digital.
Las formas de estafa son múltiples y no todas creíbles. Están esas que llegaban, y todavía lo hacen en algunos casos, de que un desconocido que hacernos herederos de su fortuna o que hemos sido los ganadores de un premio de lotería en un país que quizá ni conocemos. Pero hay otras, muchas por desgracia, que son más sofisticadas y en las que caer en la trampa es posible. Sobre todo porque dejan poco tiempo para pensar o reaccionar. Una de ellas, que está cogiendo protagonismo últimamente, la que dice que se nos ha hecho un cargo de una cantidad muy alta, suele rondar los 1.000 euros, en nuestra cuenta bancaria.
Que a nuestro teléfono lleguen este tipo de mensajes es algo que en muchos casos puede ser habitual, porque se realizan movimientos constantes. Por eso, recibir uno más y que viene ligado a un entidad bancaria, que luego no es así, lo podemos dar por válido. Por ello, cuando se genera la confusión es cuando los estafadores consiguen hacernos caer en una de las trampas digitales que está de moda.
El primer paso de la estafa
Según los expertos en ciberseguridad y autoridades policiales, todo arranca en este tipo de estafas con un mensaje, o correo electrónico, de que se ha hecho un cargo a nuestro nombre en una cantidad importante y preguntando si reconocemos esa actividad. Además, nos dicen que si queremos comprobarla utilizando un enlace que colocan a continuación.
El enlace es la trampa. Tal puede ser el nerviosismo por ese cargo que aunque estamos seguros de que no se realizó ninguna compra ni se efectuó un pago por dicha cantidad, se puede decidir abrir el link. Cuando lo hacemos pedirán confirmar los datos personales o los de la tarjeta de crédito. Y así, si los ciberdelincuentes consiguen su objetivo, tener esa información en su poder, podrán acceder a nuestras cuentas y realizar los pagos en nuestro nombre.
Víctimas en un par de pasos
En el momento de darle al enlace y dar la información solicitada hemos pasado a ser víctimas de un ciberdelito que se conoce como Phishing o Smishing, en el que uno o más estafadores se hacen pasar por una entidad financiera o una institución pública e inventan una situación más o menos verosímil para obtener los datos personales y financieros. Con la información que han conseguido podrán, posteriormente, vaciar nuestra cuenta bancaria o hacer compras con nuestro nombre.
El mensaje inicial puede ser el del cargo de un gasto que no reconocemos o que van a restringir nuestro límite de crédito, incluso que se necesita con urgencia actualizar los datos personales para que las cuentas no sean bloqueadas. En cualquiera de esta situaciones lo primero que hay que hacer es contactar con nuestra entidad financiera.
Sobre esto último, los estafadores saben que es complicado contactar o hablar directamente con los bancos, que suelen desviar las llamadas a sistemas automáticos que ayudan poco en caso de urgencia. Eso, junto a la situación de nerviosismo que se puede originar, hace que se caiga en la trampa y accedan a los datos personales.
¿Qué hacer si se recibe un mensaje así?
Lo primero, llamar al banco utilizando un contacto seguro. Además, es recomendable informar del mensaje al Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) y estar atentos a los movimientos financieros en nuestras cuentas: hay que revisar el estado de las mismas de manera regular para ver si hay cargos que no deberían aparecer y avisarlo cuanto antes a la entidad bancaria si los hubiera.
