Las estafas están muy presentes en el día a día y con el uso de las nuevas tecnologías es habitual que mucha gente caiga en ellas. Hay que tener cuidado con lo que nos llega por diferentes canales, pues está en peligro la privacidad de las personas y esto ha conllevado que haya quienes se niega a dar sus datos personales incluso en casos en los que son obligatorios, por ejemplo las compras por Internet. Por desgracia, el peligro no está sólo en la web.
Hay una cosa que da una información concreta sobre nosotros y quizá no se le da mucha importancia. Se trata del código postal, el número que señala las diferentes zonas de una ciudad y que facilita el servicio postal. Para muchas empresas es un dato muy valioso. En nuestro país está compuesto por cinco cifras, cada una de ellas en base a un criterio, que aportan datos sobre el lugar en el que tenemos nuestra residencia, aunque es verdad que no llegan tan lejos como para saber la calle y el número. Así, es normal que cuando estamos haciendo el pago de una compra en un establecimiento, suele ser una gran superficie, se nos pregunte por el código postal.
¿Por qué nos piden el código postal cuando estamos pagando?
Nos situamos. Estamos en la caja de una superficie cualquiera y al pagar, la persona que nos cobra nos pregunta por el código postal de nuestra residencia. Lo damos sin problema. Para nosotros es algo que no tienen mucha importancia, todo lo contrario que para la empresa o el establecimiento. Esta información les ayuda a analizar los patrones de consumo de los clientes, algo que a la larga es imprescindible para planificar una perfecta estrategia de ventas. Es decir, pueden saber cuales son las zona de las que proceden sus clientes.
A pesar de que en ocasiones las compras las podemos hacer en ciudades diferentes a la nuestra e incluso en otras comunidades autónomas, la información del código postal sigue siendo clave para las empresas, que analizan los beneficios de poner otra tienda física en otro lugar y conocer su posible rentabilidad. Estamos ofreciendo una información que la empresa utilizará en un futuro para tomar decisiones sobre su negocio, con la idea de conseguir más beneficios y mejorar su posicionamiento en el sector.
¿Nos podemos negar a dar el código postal?
Sin duda. El cliente tiene todo el derecho del mundo a no proporcionar su código postal. Más allá por razones de privacidad, porque así puede evitar recibir publicidad y spam que no se desea, tal y como advierte la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
Así, recientemente, una criminóloga dio la solución, que no es otra que si preguntan y no queremos decir el nuestro, inventarlo. Esta profesional afirma que “la protección de la privacidad de cada uno empieza en pequeños detalles como este”. De acuerdo con el Reglamento General de Protección de Datos, el artículo 5 recoge que “los datos solicitados deben ser adecuados, pertinentes y limitados a lo necesario en relación con los fines para los que son traídos”. Por tanto, el código postal no es necesario para finalizar una compra.
Consejos para mejorar la seguridad en Internet
La Guardia Civil, mediante el uso de sus redes sociales, ayuda a los ciudadanos para que no caiga en las ciberestafas y entre sus consejos están los siguientes:
- Evitar reutilizar contraseñas, ya que usar siempre la misma clave facilita el acceso a los ciberdelincuentes.
- Optar por contraseñas complicadas. Se recomiendan que sean largas, con combinación entre mayúsculas y minúsculas, números y símbolos especiales. Se deben evitar datos personales como nombres, fechas o palabras fáciles.
- No guardarlas en el navegador, es un riesgo en el caso de que el dispositivo sea robado.