¿Quién no come un poquito de pan al día? Salvo casos excepcionales, todos caemos en la tentación. Y es que es un alimento que es perfecto para acompañar cualquier comida que hacemos durante el día. Lo utilizamos desde en los típicos bocadillos a las comidas tradicionales de la gastronomía de nuestro país, pasando por ese trocito que se suele dejar para mojar la salsa que queda un plato.
Otro uso muy común son las tostadas, que son muy simples de hacer y que encima las tenemos preparadas en apenas un par de minutos. Una forma rápida de preparar el desayuno pero que en ocasiones se complica si no medimos bien el tiempo. Cuando no lo hacemos, la tostada se quema y eso se traduce en un pan que se carboniza, que cambia de color y que no nos sabrá tan bien. Esta modificación el color al negro significa que el pan no estará en las mejores condiciones para ser ingerido y que nos tocará repetir el proceso, poniendo ahora más atención.
Una solución habitual al problema
Cuando esto ocurre, se nos ha quemado la tostada, lo que solemos hacer para no volver a empezar es coger un cuchillo y comenzar a rascar la tostada con la intención de reducir al máximo la presencia de las migas que se han quemado. Pero, según los expertos, estamos realizando algo que no es para nada recomendable. Ya lo podemos limpiar todo lo posible, que parezca que está bien, que el alimento seguirá conteniendo un compuesto cancerígeno denominado acrilamida. Es lo que nos ha contado un enfermero en redes sociales en una publicación que cuenta con miles y miles de interacciones.
Jorge Ángel, enfermero y creador de contenido, tiene una importante actividad en las redes sociales y cuenta con una gran números de seguidores, más de seis millones para ser exactos sólo en TikTok. Trabaja en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y es especialista en Medicina Familiar y Comunitaria.
¿Qué me puede ocurrir si como un pan que está quemado?
Jorge Ángel lanza una pregunta en esta publicación sobre las consecuencias de ingerir pan con la presencia de una sintomatología carbonizada: “¿Rascas lo quemado del pan?”. Crea una conversación imaginaria en la que la respuesta de la otra parte es que sí, que se rasca y se lo come igualmente y que después el enfermero señala que “hacer eso no es bueno” para responder a la cuestión de si es malo o no.
Durante la explicación, Jorge Ángel argumenta que el pan, las galletas e incluso los bizcochos puede contener la sustancia acrilamida, la cual aparece cuando se quema aquello que se está cocinando. De acuerdo con el profesional sanitario, “los estudios ha visto que puede ser potencialmente cancerígena o causar daños neurológicos”, por lo que señala que comerlo a pesar de haber raspado previamente la zona queda no conllevará buenas noticias para nuestro organismo.
¿Por qué no se puede quemar el pan?
Jorge Ángel reconoce que todos, incluido él, hemos hecho esto “alguna vez” pero asegura que a partir de estos momentos intentará que no se repita tras saber lo que puede ocurrirle. Además de ser una pieza más costosa de ingerir, puede provocar dolores estomacales e indigestión y ocasionar daños al sistema nervioso, como por ejemplo la debilidad muscular. Por tanto, algo que parecía tan inofensivo, comerse unas tostadas quemadas porque no hemos estado atentos, puede generar graves problemas con la salud. Además de los que hemos visto anteriormente, otros relacionados como con el aparato reproductor, como dificultades de fertilidad.
