Dentro de nada llega la Semana Santa y poco después los meses de verano, dos momentos en los que los desplazamientos son masivos en las carreteras de nuestro país. Aunque hay diferentes medios de transporte, el más utilizado es el coche. Tiene sus ventajas y también sus inconvenientes, como casi todo en la vida. En cuanto a lo último, lo negativo, destaca la presencia de radares que pueden traer un disgusto con el que no se contaba en el periodo vacacional.
Aunque se advierte en la mayoría de los casos de los radares, lo que hace levantar el pie a los conductores antes de llegar al punto en el que se capta la velocidad que llevan, hay otros que no se saben dónde están y zonas en las que hay dudas si es posible ponerlos.
En los tramos en los que se están realizando trabajos en la carretera, de media en España son 500 diarios de acuerdo a la Dirección General de Tráfico (DGT), se generan más de 100.000 incidencias que tienen que ver con el tráfico en dichas zonas como son cortes de tráfico, carril, desvíos improvisados, etcétera. De todos ellos se avisa al conductor previamente.
Durante el trayecto por estos tramos, los límites de velocidad deben bajar de manera considerable para garantizar la mayor seguridad de los propios conductores y también de los operarios que están trabajando en las mejoras de la vía. Este cambio en la velocidad está indicado, pero muchos conductores se preguntan si desde la DGT se ponen radares en las vías afectadas y cuál es la velocidad máxima a la que tienen permitido circular.
Zonas vigiladas
La DGT tiene cinemómetros móviles en los tramos que están afectados por obras. Y en los mismos, el margen de error de estos radares móviles corresponderá con la velocidad que marque la señalización que hay justo antes de iniciar el trayecto que está en obras. Por tanto, se calculará sobre el límite establecido en la zona concreta y no sobre los 120km/h.
También es importante que los conductores conozcan la famosa regla del 5. Esta teoría se basa en la que los radares saltan en el momento en el que se supera en 5 km/h en las vías con límites inferiores a 100 km/h, algo que ocurre desde el verano de 2024. Por lo tanto, el radar castigaría el exceso de velocidad siempre y cuando se circule 5 km/h por encima de la velocidad límite indicada.
¿Cómo funcionan un radar?
Antes de nada hay que saber lo que realmente es un radar y, sobre todo, cómo es su funcionamiento. De acuerdo con la DGT, estos son los tipos de radares y cómo funcionan cada uno de ellos:
- Radares fijos: el radar emite microondas que rebotan contra el coche y vuelve al dispositivo. El cambio de frecuencia de dichas ondas permite saber la velocidad a la que circula el conductor. En la actualidad este tipo de radares está en cabinas o pórticos sobre la vía.
- Radares móviles: pueden operar tanto en movimiento como parados, es lo que lo diferencia de los fijos. Lo normal es que estén en los coches de la Guardia Civil, que pueden estar camuflados y su funcionamiento es similar a los anteriores.
- Radares de tramo: son cámaras con visión artificial. Una está en la entrada del túnel, que graba la matrícula de los coches que entran y hora de paso, y otra a la salida, que reconoce la matrícula y calcula el tiempo que tarda el vehículo en recorrer el tramo.
- Radares aéreos: también se conocen como Pegasus y se instalan en los helicópteros de la DGT. Se calculan las coordenadas del coche y un telémetro láser mide la distancia entre el helicóptero y el coche. El sistema mide su velocidad cada tres segundos y calcula la media.