Cuando estamos en casa, la conexión WiFi de nuestro teléfono móvil suele estar activada para ahorrar datos. El problema viene cuando abandonamos el hogar, que seguimos conectados. Muchos lo hacen por olvido y otros tantos para no tener que hacer toda la operativa de conectarse de nuevo cuando vuelven a casa y que el teléfono lo haga directamente nada más llegar. Y este detalle, el no desconectarnos de la WiFi cuando estamos fuera, puede pasar factura en forma de problemas de seguridad.
En el momento en el que dejamos el WiFi operativo en el teléfono cuando salimos del domicilio, le estamos dando la opción de que se conecte a cualquier red abierta que se encuentre. Es entonces cuando estamos en riesgo, porque estamos dándole acceso a la información que tenemos almacenada en nuestro dispositivo e incluso a nuestra ubicación.
La importancia de la ubicación
Otra práctica habitual es que cuando vamos a una cafetería, restaurante o cualquier otro lugar en el que hay WiFi, nos conectemos. Lo hacemos con el objetivo de disfrutar de una mejor cobertura, pero no del todo ventajoso por lo dicho anteriormente: alguien puede estar haciendo un seguimiento de nuestras redes y conocer de esta forma nuestra rutina y ubicación.
Por ello, para proteger nuestra privacidad todo lo posible, sería buen borrar las redes externas a las que nuestro teléfono esté ya vinculado. Si sólo accedemos a ellas cuando lo necesitemos, conseguiremos prevenir que nuestra ubicación esté expuesta y además evitaremos conectarnos sin saberlo a alguna que otra red maliciosa.
Las redes públicas, un riesgo
Cuando nos conectamos a redes públicas como pueden ser las de centros comerciales, restaurantes u hoteles, toda la información que almacenamos en nuestro teléfono corre un riesgo importante ante posibles ciberataques o el malwares. Por esta razón debemos evitar que la conexión sea automática ya que nuestros archivos y otros recursos podrían estar a disposición de todos los usuarios de esa red.
Los virus cibernéticos que transmiten las conexiones WiFi públicas
El malware es un software malicioso diseñado para dañar, robar o secuestrar los datos de un dispositivo, por lo que cuando un teléfono se conecta a una red WiFi fraudulenta o insegura, los ciberdelincuentes pueden aprovechar esa vulnerabilidad para introducir malware en el dispositivo sin que el usuario lo note.
Este malware es variado y contiene desde programas que roban información personal hasta virus que dañan el sistema operativo e incluso permiten que el atacante controle el dispositivo de forma remota. Una vez que el dispositivo está infectado, el malware puede obtener datos sensibles y enviarlos a los ciberdelincuentes, lo que les facilita el robo de identidad y otros posibles fraudes cibernéticos. Desactivar el WiFi o usar redes virtuales (VPN) puede ayudar a reducir los riesgos.
Otras recomendaciones
Si disponemos de un dispositivo Android, no será suficiente sólo con apagar el WiFi al salir de casa y desvincular las redes que ya tenemos guardadas. Y es que mucho de estos aparatos configuran la ubicación mediante el Bluetooth, por lo que se recomienda revisar qué aplicaciones tiene activado el permiso de ubicación mediante Bluetooth.
Dicha información se puede consultar en el menú de Configuración, dentro de Ubicación. Pero este paso no nos permitirá decidir cuánta libertad le damos al dispositivo, al igual que ocurre con aquellas aplicaciones que pueden acceder a nuestra ubicación. Por ello se recomienda también revisar en el menú que sólo las aplicaciones necesarias estén activadas.
Por último, vale la pena cuestionarnos si es tan necesario usar el WiFi fuera de casa. Si únicamente es necesario para utilizar WhatsApp o cualquier otra aplicación de mensajería, quizá sea mejor utilizar los datos móviles.
