La necesidad, el impulso, de tener que realizar una compra es algo que afecta a millones de personas en cualquier parte del mundo, desde China a Colombia o Francia. Se trata de un comportamiento que ha sido tratado muy a fondo por especialistas que tienen como objetivo entender las causas que llevan a las personas a ello y sus posibles consecuencias. Para evitar esto no ayuda la apuesta de las empresas de comercio electrónico, que siguen adoptando estrategia que fomentan este hábito mediante técnicas, similares a las de los videojuegos, para incentivar las compras.
La compra compulsiva no es un fenómeno actual
Puede que muchos piensen que con las nuevas tecnologías comenzó la compra compulsiva, pero no. El psiquiatra alemán Emil Kraepelin describió el deseo patológico de comprar en 1899. Eso sí, muchos son los expertos que consideran que el problema ha crecido con el auge del comercio electrónico. Así, empresas como Amazon, Shein y Temu han puesto en marcha estrategias que pueden incentivar el consumo de manera continua. Por ello, la Comisión Europea, en 2023, anunció una investigación sobre los riesgos de diseños adictivos en estas plataformas.
La tecnología en el consumo compulsivo
La posibilidad de comprar desde casa, con las nuevas tecnologías y con un simple dispositivo en la mano, ha cambiado por completo la forma en la que los consumidores adquieren productos. Así, la psiquiatra Anna Lembke, de la Universidad de Stanford, compara este fenómeno con el efecto de una droga. El fácil acceso a productos, junto con incentivos psicológicos, puede hacer de una actividad rutinaria un problema generalizado.
La compra compulsiva es un problema global
Diversas investigaciones han identificado el comportamiento compulsivo a la hora de comprar en países como Estados Unidos, Turquía, Polonia, India, Brasil, Corea del Sur y Pakistán. En este último, cerca de un tercio de los estudiantes universitarios se ha calificado a sí mismo como comprador compulsivo, ya sea en tiendas físicas como en línea.
Otros estudios recientes indican que en China cerca del 29,1% de la población general podría estar afectada por la conducta de compra compulsiva. De acuerdo con el investigador Heping He, de la Universidad de Shenzhen, “el rápido desarrollo del comercio electrónico en el país ha exacerbado el problema”. También es un factor importante “la cultura materialista de consumo, que ha impulsado esta tendencia”.
Hace tiempo la idea era que las compras compulsivas afectaba sobre todo a mujeres, pero estudios recientes indican que esta brecha de genero se está reduciendo y en especial con los consumidores más jóvenes. Así, en China, por ejemplo, la popularidad de las compras online ha llevado a que este comportamiento gane protagonismo en los hombres.
Sin reconocimiento oficial
Aunque la preocupación por la compra compulsiva es cada vez mayor, este trastorno no está recogido por la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (OMS) o el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM). Son muchos los expertos que consideran que incluir este comportamiento en estos manuales podría facilitar el acceso a tratamientos adecuados para las personas que lo padecen.
Uno de los obstáculos para su conocimiento es la falta de consenso sobre su origen. Si tenemos en cuenta algunas teorías, creen que se debe a una falta de control sobre los impulsos, mientras que otras lo comparan con un trastorno obsesivo-compulsivo o con una adicción conductual. A medida que el concepto de adicción conductual tiene más protagonismo, muchos expertos son los que consideran más adecuada la segunda teoría.
En el año 2013, el trastorno del juego fue incluido en la quinta edición de la DSM como una adicción, lo que podría ser un precedente para incluir el trastorno de compra compulsiva en futuras revisiones.