Es una realidad desde hace tiempo, los dispositivos de lectura electrónica, conocidos como eReaders, ha doblegado a los de papel. Esto ha hecho que los expertos recuerden que la lectura analógica “es mejor para el desarrollo cognitivo que la que se realiza en dispositivos electrónicos”. En palabras de la doctora Mapi Mallada, pediatra de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), “la lectura en papel mejora la retención y la comprensión de información y los lectores pueden recordar mejor lo que han leído en un libro físico, por la memorial visual”. Esto es lo que llevo a la AEPap, con independencia de la alfabetización digital, a aconsejar la lectura analógica.
La recomendación de la AEPap se hizo dentro de la celebración del Día Internacional del Libro Infantil, que se celebró el pasado 2 de abril, dentro de un contexto de análisis en la comunidad educativa sobre el uso de los dispositivos electrónicos en las aulas. En este debate la posición de la AEPap está claro: “La tecnología tiene su sitio en la formación, pero a la edad adecuada y en el tiempo de exposición adecuado”.
También se pronunció la Asociación Española de Pediatría al respecto y creen que los niños y niñas mejores de seis años no deberían tener acceso a las pantallas, por lo que las clases de Infantil deberían prescindir de dispositivos electrónicos. Sería a partir de Primera cuando se podrían utilizar “en contenidos seleccionados y con el tiempo adecuado para cada edad”, de acuerdo con la AEP.
La lectura en papel, insustituible
Fuera de lo que tiene que ver con las materias escolares, la lectura en papel, para la doctora Mellada, se debe mantener y no se puede sustituir por tablets, móviles ni libros electrónicos. Uno de los motivos para ella es que “el estímulo luminoso a través de la pantalla es más dañino para los ojos que leer una hoja de papel. La lectura en papel no genera fatiga ocular como sí ocurre con las pantallas”.
También destaca Mellada que “los libros electrónicos para niños suelen ir acompañados de animación y en ocasiones de sonido, lo cual les atrapa más la atención, pero no la concentración”, algo que se puede mantener durante más tiempo en la lectura analógica. Por último, considera que, como toda tecnología, “el libro electrónico estimula el sentido de la vista, pero deja de estimular otros sentidos como el del tacto, muy importante en los libros infantiles. También desaparece la sensación de pasar hojas y el sentimiento de que vamos llegado hacia el final de la historia”.
Su conclusión, “el libro electrónico es un pantalla más y tiene capacidad de crear una adicción digital que se haga extensiva al resto de pantallas”.
Clave en el desarrollo de la infancia
La AEPap pone de manifiesto una vez más que la lectura en papel no es únicamente recomendable desde el punto de vista académico, también para el desarrollo integral de la infancia. Así, la promoción de la lectura puede empezar en etapas previas a la escolar ya que estimula el desarrollo cerebral y afectivo.
La doctora Mellada, además, destaca algunos de los beneficios demostrados:
- Favorece el apego con los adultos que leen y estimula el aprendizaje de vocabulario.
- Aumenta el léxico de los niños lectores y es una gran ventaja en al escuela frente a otros niños que no leen o los que no se les ha leído en etapas anteriores.
- Con los libros se les puede abrir el mundo a diferentes culturas, experiencias y situaciones que no se ven porque no están alrededor.
- Leyendo se aprende a saber lo que es la empatía e incluso a tomar decisiones.