Es habitual ver mensajes en los que nos aseguran que estamos ante galletas saludables, pero difícilmente eso se puede encontrar en un producto que tiene entre sus ingredientes el azúcar, el aceite/grasa y la sal. Una prueba de ello es que tras un estudio realizado sobre marcas españolas, únicamente cuatro de las 640 galletas examinadas se pueden calificar como recomendables.
Muchos pueden pensar que en el ámbito de nutrición no hay quien se aclare, porque hace unas décadas se consideraba que las galletas era una buena manera de introducir los cereales a los bebés y en la actualidad no están bien vistas. Es cierto que durante años habido cambios en las recomendaciones nutricionales y el motivo no es otro que la nutrición es una ciencia y, por tanto, duchas pautas se basan en el conocimiento que se tiene hasta ese momento.
Otro punto que también se debe considerar es que los alimentos forman parte de una alimentación global que ha cambiado mucho en las últimos años, por lo que se deben reajustar las recomendaciones de los productos, tanto los habituales como los de nueva aparición.
Sólo cuatro de 640 pasan el examen
Con la idea de reajustar las recomendaciones se puso en marca el proyecto BADALI por parte de la Universidad Miguel Hernández. El mismo se basa en analizar desde el punto de vista nutricional todos los alimentos que tienen en una base de datos, que en la actualidad recoge más de 10.000 productos que están a la venta en el mercado. También están incluida una importante colección de galletas, tanto de marcas blancas como de firmas muy conocidas.
Con esta cantidad de datos que se estudian, desde el proyecto se confirma que sólo cuatro de las 640 galletas recopiladas por BADALI se pueden considerar como recomendables y esto es así porque tiene cantidades moderadas de azúcar, grasa, grasa saturada, sal y, además, no llevan edulcorantes.
Ojo a los reclamos engañosos
La presencia de dibujos de personajes infantiles es la forma de reclamar la atención de los más pequeños. Cuando se analizaron cerca de 100 galletas de este tipo, desde BADALI se confirmó, con tristeza, que el hecho de que estén diseñadas para niños no era un motivo suficiente para cambiar su formulación y mejorar su calidad nutricional.
Otras estrategias que se utilizan para llamar la atención es la destacar algún nutriente que tiene o no contiene ese producto en concreto, algo que es lega y se utiliza en una de cada tres galletas y es muy efectivo a la hora de comprarlo.
En las galletas es habitual destacar la fibra (una de cada cinco), porque se elabora con harinas refinadas, que tienen menos fibra, vitaminas y minerales que las integrales. Y es que la fibra es un nutriente muy conocido por sus bondades, por lo que en algunas galletas se utiliza cereal integral o se añade directamente fibra en grande en el envase y parece que el producto así es más sano. La realidad es otra, porque sólo una de las galletas que destaca ese nutriente se puede considerar saludable.
Tampoco lo son las que anuncian vitaminas y minerales añadidos, una de cada diez. Más de la mitad tienen como objetivo el público infantil, probablemente con la idea de convencer a los padres de que son saludables al llevar estos nutrientes.
Etiquetas que son cuestionables: sin azúcar o bio
Otro reclamo es que el producto tiene menos azúcar, carece de ella o no incluyen azúcares añadidos, pero sólo el 10% de estos productos no son dulces. El resto lleva edulcorantes, que no es una buena opción tampoco.
Otros fabricantes apuesta por lo ecológico mediante el término bio. Desde el punto de vista nutricional no se puede decir que los alimentos procesados bio sean saludables y las galletas no son una excepción. De las 161 galletas con este mensaje, solo cuatro aprueba el examen. A las demás les sobra, sobre todo, azúcar o grasas saturadas.
