Poco a poco, muchas de las cosas que formaban parte de nuestro día a día, van desapareciendo. El avance llega en todos los ámbitos, es inevitable. Así, las icónicas bombonas de butano naranjas, presentes en miles de hogares, se despedirán para dejar paso de forma definitiva a botellas más livianas, seguras y respetuosas con el medioambiente. Así será porque las compañías energéticas están cada vez más concienciadas con la sostenibilidad y por ello han buscado una alternativa a lo tradicional, consiguiendo su objetivo. Por eso, hay que esta preparados para decirle adiós a la pesada bombona de butano naranja que ha estado en nuestra cocina durante tantos años.
¿Cuál fue el origen de las bombonas de butano naranja?
La aparición de estas bombonas se produjo en la década de los años 50, cuando Butano SA comenzó a distribuir gas envasado por todo el territorio nacional. Su color naranja, fácilmente reconocible, se convirtió en un símbolo que ha acompañado a varias generaciones. Gracias a su robustez y facilidad de transporte para la época, estas bombonas fueron consideradas como una avance energético frente a la leña o el carbón. El paso de los años y la búsqueda de energías limpias ha impulsado su transformación.
Los motivos de apostar por nuevos formatos de gas doméstico
Las empresas distribuidoras tienen como objetivo reducir el impacto en el medioambiente y mejorar las condiciones de los que trabajan con estos cilindros a diario. El peso de una bombona tradicional, que ronda los 26,5 kilogramos cuando está llena, dificulta su manipulación y repercute además en la salud de los repartidores.
Por otro lado, las zonas rurales que siguen dependiendo de este suministro podrán beneficiarse envases más ligeros y seguros, garantizando una mejor accesibilidad y, de paso, fomentando la modernización de los empleos vinculados al sector.
En la actualidad, las últimas versiones se han fabricado con materiales compuestos, como fibra de video o resinas plásticas, por ejemplo. Esta innovación lo que hace es reducir de manera considerable el peso y mejora la seguridad, ya que muchas incluyen sensores NFC o aplicaciones móviles para medir el nivel de carga.
A esto hay que añadir que se han introducido diseños ergonómicos con asas integradas que facilitan su transporte, algo que está muy demandado por los profesionales y por los propios usuarios. En resumen, las diferencias de peso y la innovación tecnológica son evidentes y por ello cada vez más compañías están optando por estos modelos compuestos.
Implicaciones prácticas para los distribuidores y consumidores en la modernización
Muchos son los que consideran que con el fin de las bombonas tradicionales habrá una modificación al alza del coste final del gas. De momento, las grandes compañías del sector han asegurado que el precio se mantendrá competitivo, aunque podría variar según el material y el tipo de envase.
Los transportistas, por su parte, celebran el cambio ya que disminuye el riesgo de lesiones y agiliza su labor diaria. Además, en muchas viviendas no se requiere realizar grandes cambios en la instalación para usar las nuevas botellas, por lo que su implantación resulta más sencilla de lo que podría parecer en un principio.
En poco tiempo, esa bombona pesada de color naranja que tantos recuerdos nos trae a la mente dirá adiós en favor de una alternativa más ecológica, ligera y segura. Los consumidores que prefieran seguir con el butano verán como disponer de este nuevo recurso les resulta más cómodo y los distribuidores ganarán en eficiencia.
Por tanto, si estás pensando en cambiar, hay diferentes opciones por las que decantarse y debes estar atento porque las compañías proveedoras tendrán novedades próximamente.
