Donald Trump no es un presidente cualquiera. Y no solo porque lidera a Estados Unidos, si no por su forma de hacerlo. El líder norteamericano actúa de una manera peculiar y le da igual de dónde provengan las críticas, si de la posición, si de medios de comunicación o incluso de sus propios partidarios, lo que le han ayudado a llegar de nuevo al poder. Estos no han dudado en posicionarse en contra de que el presidente aceptase un regalo por parte del Gobierno de Qatar, un lujoso avión valorado en 400 millones de dólares.
Así, muchos de los firmantes del Make America Great Again (MAGA) de Trump se han pronunciado en contra de que Qatar le regale un jet descrito como un “palacio en el cielo” y lo convierta en el Air Force One. Condenan la actitud del presidente con el propio lenguaje de Trump, diciéndole que “esto no es drenar el pantano” y que tampoco se ajusta a su lema de “América primero”.
Vinculación con Hamás
Ben Shapiro, analista político, fue uno de los que lideró los ataques contra Trump en su podcast y vinculó a Qatar con el grupo islamista palestino Hamás y con la cadena Al Jazeera, con base en Qatar y financiada por el emirato, para atacar la decisión: “Tomar sacos de golosinas de personas que apoyan a Hamás, la Hermandad Musulmana, Al Jazeera, todo lo demás, eso no es América Primero”. Shapiro añadió la pregunta: “¿Es bueno para el presidente Trump? ¿Es bueno para su agenda? La respuesta es no, no lo es. Si quieres que el presidente Trump tenga éxito, este tipo de cosas sórdidas deben parar”.
Con lo referido al avión, Trump ha logrado lo que parecía imposible: unir a sus más fervientes seguidores y a sus más acérrimos detractores. Laura Loomer, en la línea ideológica de Trump, advirtió que este regalo serían “una mancha muy grande en la Administración”. Añadió que amaba al presidente y que “recibiría una bala por él, pero tengo que llamar a las cosas por su nombre y no podemos aceptar un regalo de 400 millones de dólares de yihadistas trajeados”. En cuanto a los medios, el conservador New York Post, publicó un editorial titulado “El avión de Qatar no es un regalo y Trump no debería aceptarlo como tal”.
En redes sociales no ha parado de aparecer material incómodo para Trump, como un vídeo en el que acusa, en 2017, a Qatar de ser históricamente “un financiador del terrorismo a un nivel muy alto”.
Acuerdos económicos
Todo este ambiente se ha generado coincidiendo con la presencia de Donald Trump en una gira de cuatro días por los países del Golfo, incluidos Qatar. El presidente norteamericano ha sellado ya varios acuerdos de gran valor con Arabia Saudí y el propio Qatar, que ha formalizado el mayor pedido de la historia estadounidense Boeing para comprar aviones por más de 200.000 millones de dólares.
Una cláusula contra los regalos
Los republicanos del Senado norteamericano también han comenzado a quejarse y cuestionan el regalo en virtud de una claúsula que aparece en la Constitución. La misma impide a los funcionarios federales, incluido el propio presidente, aceptar regalos y pagos de alto valor de gobiernos extranjeros sin el visto bueno del Congreso.
Rand Paul, senador republicano, declaró que “no merece la pena” que Trump acepte el regalo por la mala imagen que proyectaría: “Sea impropio o no, no creo que merezca la pena. No es como un viaje en avión, estamos hablando de todo el avión de 400 millones de dólares”.
Mientras, los demócratas quieren que la gente se preguntó “por qué un país extranjero intenta tarde este enorme regalo a Donald Trump” y que “piensen en el precedente que sentaría”.