El proceso de selección para un puesto de trabajo es algo que todos los aspirantes al mismo temen, sobre todo cuando llega el momento de preguntas incómodas, de las que es muy difícil salir airoso. Una de ellas: “¿Cuál es tu mayor debilidad?”. Puede parecer una cuestión sencilla, pero todo lo contrario. Y ojo con la respuesta que se da, pues puede ser determinante para seguir adelante o no la candidatura. Y es que una de las contestaciones más habituales, y que menos gusta a los entrevistadores, es la siguiente: “Soy muy perfeccionista”. Suena a algo irreal, preparado y que no convence a los reclutadores.
La pregunta tiene un buen motivo por el que se hace
Durante la entrevista, antes o después, aparecerá la pregunta anteriormente mencionada y los candidatos deben medir mucho sus palabras. No puedo responder con que tienen dificultades para despertarse por las mañanas o que tienden a escaquearse de los problemas, porque tanta sinceridad, si fuese ese el problema, los dejaría sin opciones de optar a la vacante.
De acuerdo a Sonia Rodríguez, Consultor Senior en Ingeniería Técnica en Randstad, “el objetivo de realizar esta pregunta es el de conocer el nivel de autoconocimiento que tienen los candidatos sobre sus competencias profesionales. Lo que nos interesa saber es que le gustaría mejorar como profesional, no en el ámbito personal”. Para Lidia Sanz, Técnico de selección, desarrollo y formación en Empresas Iman, “el propósito de esta pregunta no es sólo conocer de qué habilidades carece el candidato, también entender cómo se percibe a sí mismo, cómo gestiona sus puntos débiles y si estos pueden afectar o no al rol que va a desempeñar”.
La respuesta de manual
Tal y como señala Andrea Ramos, experta en el área, en un vídeo de en la red social TikTok, la respuesta más habitual a esta pregunta es “soy muy perfeccionista”. Según Sonia Rodríguez, “soy muy perfeccionista o soy muy responsable, diría que el 90% de los candidatos comenta uno o los dos argumentos”.
Para la experta en recursos humanos, esta frase ha convertido en un cliché tan repetido que los reclutadores la detectan al instante y la descartan de manera automática. Y es que simplemente ya no la creen. El problema de dar esta respuesta es que parece sacada de una plantilla de Internet o de LinkedIn y no aporta información real sobre el candidato.
Lidia Sanz comenta que lo que los profesionales de recursos humanos quieren es “sinceridad” porque si una persona asegura que “se le da bien trabajar en equipo, pero en el día a día evita participar en reuniones, ahí es donde vemos que hay una incoherencia con lo que explicó en la entrevista”. Por eso los expertos valoran que los candidatos “puedan compartir una debilidad realista, pero también que explique cómo la está minimizando”, asegura Sanz.
Los errores más comunes y la forma correcta de responder en las entrevistas de trabajo
Entre los fallos más habituales a la hora de dar una respuesta a esta pregunta destaca el limitarse a responder con monosílabos, quedarse callado o asegurar que no se tiene ninguna debilidad: “Se trata de responder con sinceridad y naturalidad, al final nadie es perfecto y como yo digo en las entrevistas para encabezar este tema, todos tenemos algo en lo que seguir trabajando para ser mejores que ayer”, comenta Sonia Rodríguez.
Para Sanz, “lo ideal es mostrar una debilidad real, pero que no afecte directamente al desempeño del puesto y lo más importante es explicar qué se está haciendo para mejorarla”. Saber reconocer un punto débil y estar haciendo algo para cambiarlo dice mucho de una persona a nivel profesional.
