Cuando uno sale a hacer senderismo por las montañas puede esperar encontrarse con muchas cosas, pero entre las posibilidades seguro que no está un coche de alta gama con es el Porsche Panamera. Es lo que les ocurrió a dos excursionistas en un remoto sendero del Wissahickon Valley Park, Filadelfia, Estados Unidos. Los dos deportistas se hicieron mil y una preguntas pero no tenían una respuesta clara sobre la principal, ¿cómo había llegado el coche a dicho lugar? Como no, ambos estaban totalmente desconcertados viendo un imponente coche en un lugar como ese.
Lo primero que hicieron, todavía perplejos por lo que les estaba pasando, fue avisa rápidamente a las autoridades del parque sobre el insólito descubrimiento. En el momento en el que llegaron los agentes, lo primero que se le vino a la cabeza a estos fue que se podía tratar de un posible escenario algo ilegal o peligroso. Pero poco a poco esta idea fue desapareciendo y se descubrió el motivo por el que el Porsche había aparecido en mitad del monte. No era por nada delictivo, sí por consecuencia de una desafortunada experiencia del conductor.
Y todo por tomar la ruta equivocada
El conductor del vehículo era un hombre de 84 años de edad y que únicamente se había dedicado a seguir las indicaciones de su GPS. Esto le hizo entrar en una camino destinado de manera exclusiva a los caminantes, lo que había llevado dejar el coche allí. La presencia del Porsche en el sendero no sólo llamó la atención de los excursionistas, provocó también una intensa operación por parte del personal del parque para esclarecer los hechos. Y lo que ocurrió es que el anciano siguió la ruta equivocada, había conducido el vehículo por un estrecho sendero de trekking, incapaz de ser transitado por vehículos no autorizados.
Es un misterio cómo el anciano conductor logró avanzar casi dos kilómetros sin darse cuenta del error y sin sufrir daños significativos en el coche a pesar de las dificultades que presentaba el terreno. Finalmente, esta persona decidió detenerse y solicitar ayuda, avergonzado por la situación.
El vehículo, con unas medidas de casi el doble del ancho de lo permitido en ciertos tramos de ese sendero, no sufrió importantes daños más allá de arañazos superficiales. El servicio de rescate se dedicó a la tarea de extraer el Porsche del parque usando un quad que tenía un cabestrante, operación que conllevó varias horas debido a la complejidad del entorno.
Cuando encontraron el Porsche apareció en los medios de comunicación
Una historia tan sorprendente tenía su espacio seguro en los medios de comunicación locales, que no tardaron en hacerse eco de lo sucedido, grabando el rescate y dándole difusión a través de diferentes plataformas, sobre todo mediante redes sociales. A pesar de la magnitud del suceso, no se presentaron cargos contra el conductor, ya que no había infringido ninguna ley de tráfico de manera deliberada. Una vez se recupero el coche, el propietario pudo volver a conducirlo tras paga los gastos del rescate.
Lo sucedido en Wissahickon Valley Park sirve para recordar que un simple error en el GPS puede derivar en situaciones inesperadas. Los fallos pueden provocar desvíos equivocados, rutas ineficientes o incluso situaciones de riesgo para los usuarios. Estas fallos suelen estar relacionados con interferencias en la señal, actualizaciones deficientes en los mapas digitales o limitaciones en la interpretación de datos por parte del sistema de navegación.
La dependencia, cada vez mayor, de estas herramientas ha llevado a que conductores y peatones sigan indicaciones sin verificar el entorno real, lo que ha derivado en incidentes documentados por autoridades locales en distintos países.
