El coche eléctrico es el futuro, de eso parece que no hay duda. Pero en la actualidad, este tipo de vehículos está siendo protagonista más por diferente problemas que genera a sus propietarios que por otra cosa. Es habitual que aparezcan noticias en los medios de comunicación sobre incidencias de los mismos, como aquella que abrió todos los informativos por más de dos horas de cola que había en algunos cargadores de baterías con una de las tradicionales operaciones salida.
Nadie quería saber nada del vehículo
La última noticia que ha causado sorpresa relacionada con los coches eléctricos la conocíamos días atrás. La odisea vivida por el propietario de un Peugeot e208 que sufrió un accidente en una carretera de la provincia vasca de Vizcaya.
Ahora la noticia es muy diferente y hace referencia a la desventura vivida por el propietario de un coche eléctrico, en concreto de un Peugeot e208, que sufrió un accidente el pasado fin de semana en Vizcaya. En el mismo, por fortuna, no hubo heridos ni se tuvieron que lamentar daños personales importantes, pero el vehículo quedó fuera de la carretera en un terraplén con una rueda arrancada.
Como es habitual cuando se tienen un accidente, el propietario llamó al servicio de grúa y cuando éste llegó al lugar, el trabajador de la empresa Gruauto se negó a hacerse cargo del coche por el riesgo que supone manipular este tipo de baterías.
Los protocolos de los coches eléctricos
Antes de juzgar la actuación del trabajador, hay que tener en cuenta los protocolos relacionados con los coches eléctricos. En estos se dice que no debe hay que tocarlos, pues la chapa de la carrocería puede transmitir electricidad en caso de fuga y por tanto deben ser los bomberos los que se hagan cargo de la situación.
Pero desde el cuerpo de bomberos se lanza otro mensaje, el de la necesidad que tienen sobre cursos de formación para la manipulación de este tipo de coches. Mientras, siguen unas pautas que se inician con la comprobación de que el coche se puede tocar sin riesgo y a partir de ahí desconectan la batería del coche del sistema con un procedimiento del que les informan los fabricantes.
En este caso, el gruista se negó a desconectar la batería y lo que hizo fue solicitar la presencia de los bomberos en el lugar.
Una situación complicada
El gruista fue sancionado por negarse a cumplir con su deber de socorrer en caso de accidente. Fue multado con 500 euros y 6 puntos por abandonar el lugar de los hechos sin auxiliar al conductor accidentado. Pero no fue el único que no quiso hacerse cargo del vehículo, pues tampoco lo hicieron los bomberos ni la Policía. Por tanto, el Peugeot e208 estuvo tres días fuera de la calzada, hasta que la compañía de seguros del propietario pudo lograr que la propia marca, a través de un concesionario, se hiciese cargo de la operación.
Hace meses, tras un accidente de otro coche eléctrico en un parking de Alcorcón y en el que fallecieron dos bomberos, desde este cuerpo se puso de manifiesto que se carecen de medios y conocimientos en muchos casos para manejar situaciones como estas, por lo que ellos no pueden hacerse cargo.
Por si todo esto fuera poco, hay que tener en cuenta que estos coches eléctricos son tan pesados que las grúas convencionales no están preparadas para llevárselos porque literalmente no puede soportar una carga tan pesada. Esto es un problema más a todo lo descrito anteriormente.
