El verano ha llegado a la Comunidad de Madrid con unas temperaturas altas y una de las formas de buscar un alivio es acudir a una piscina para refrescarse. Pero para sorpresa de muchos, gran parte de las piscinas públicas se encuentran cerradas al público y el motivo no es otro que la escasez de socorristas, una problema que pone en jaque la temporada de baño en más de 300 piscinas en la región tal y como aseguran desde la Asociación de Empresarios de Mantenimiento Profesional de Instalaciones Acuáticas (EMPIA).
Los permisos laborales, uno de los motivos
De acuerdo con EMPIA, el verdadero cuello de botella está en el sistema de permisos de trabajo para socorristas extranjeros, cuya llegada es imprescindible para cubrir la alta demanda en la época de verano. Desde la asociación señalan que “a estas alturas de junio, con la temporada ya en marcha, muchos profesionales todavía no han podido incorporarse a sus puestos”.
El motivo es únicamente de carácter administrativo, ya que las citas en los consulados para recoger los permisos de trabajo se están otorgando en fechas tardías, en algunos casos ya para el mes de julio. Esta descoordinación está afectando tanto a las empresas de gestionar las instalaciones como a los usuarios, que ven limitada su principal vía de ocio estival.
Con la escasez de socorristas, además de impedir abrir la piscina, se compromete directamente la seguridad de los bañistas. Desde EMPIA denuncia que se pone en riesgo la integridad de los usuarios simplemente por temas burocráticos: “No se puede poner en marcha una piscina sin un socorrista titulado presente en las instalaciones, es una exigencia básica de seguridad”.
La normativa autonómica agrava el problema
El problema administrativo se ve agravado por una normativa regional que dificulta la formación de nuevos profesionales. La regulación de la Comunidad de Madrid, lejos de facilitar el acceso a la profesión, ha sumado trabas adicionales a la acreditación de nuevos socorristas nacionales, algo que podría aliviar la situación durante la temporada alta.
Así, desde EMPIA critican que esta descoordinación institucional obliga a las empresas del sector a soportar importantes pérdidas económicas, al igual que los ciudadanos se ven privados de un servicio esencial para el bienestar, la salud y el ocio durante los meses de mayor calor del año. Además, recuerdan que es el tercer año consecutivo en el que Madrid afronta este importante déficit de socorristas y el consiguiente cierre parcial de piscinas.
Desde las empresas de mantenimiento y gestión de instalaciones acuáticas se avisa, una vez más, de que si no se solucionan los permisos laborales y de formación, el problema podría hacerse crónico en los próximos años.
La repercusión en el ocio y la economía local
El cierre de piscinas no afecta sólo a aquellos que buscan refrescarse de las altas temperaturas. Estas instalaciones son un motor económico durante el verano, ya que repercuten en empresas de limpieza, mantenimiento, restauración y deportivas, que se ven afectadas por la imposibilidad de operar al 100%.
A esto se debe sumar el impacto sobre la calidad de vida de los ciudadanos, pues durante el verano, con las temperaturas que hay en Madrid, las piscinas se convierten en un servicio de primera necesidad. En barrios densamente poblados, la piscina es uno de los mayores recursos de ocio accesibles para las familias con niños y los mayores.
Desde EMPIA se solicita al gobierno regional una solución inmediata y estructural al problema ya que “no podemos seguir dependiendo cada año de unos trámites que llegan tarde y ponen en jaque el verano de miles de madrileños”.
