Uno de los mayores placeres es el darse una ducha a primera hora o a última del día, más todavía con las altas temperaturas que estamos viviendo. Pero una ducha en la que no todo está como debería, no se disfruta para nada. Una ducha con el baño con moho es de todo menos relajante. Esa zona de casa puede convertirse en una amenaza si la humedad aparece y no se soluciona. Y los baños son el lugar perfecto para que el moho crezca sin control puesto que existe poca ventilación, es un lugar húmedo y hay un calor constante.
Aunque el moho doméstico parezca inofensivo, no lo es. No todos los hongos son iguales y conllevan los mismos problemas: algunos apenas irritan, pero otros pueden provocar problemas respiratorios y alergias si se respiran de forma prolongada. Por eso, aunque los brotes severos deben tratares con la ayuda de un profesional, lo más leves se pueden eliminar con precaución y productos accesibles.
Así, cualquier punto negro en la ducha, por pequeño que sea, debe verse como una alerta sanitaria. Se recomienda siempre usar guantes, mascarilla y mantener el espacio bien ventilado al limpiar. Abrir puertas y ventanas o encender el extractor es una buena forma de evitar inhalaciones innecesarias.
Productos a mano para la ducha
Los elementos más eficaces para limpiar el moho de la ducha son fáciles de conseguir, no hay que hacer un gran esfuerzo para obtenerlos. Están prácticamente a mano y son muy eficientes:
- Agua oxigenada
- Vinagre blanco
- Cepillo de cerdas duras
- Botella con pulverizador.
En algunas ocasiones se puede usar un limpiador antimoho específico si se prefiere una solución comercial.
El agua oxigenada
El peróxido de hidrógeno es un potente oxidante que destruye la estructura del moho. Hay que mezclar agua oxigenada y agua tibia a partes iguales en un pulverizador. Después, rociar sobre las zonas que estén afectadas y dejar actuar entre 20 minutos y una hora. Entonces será el momento de cepillar con energía para desprender los residuos. Para finalizar, hay que aclarar con agua tibia y secar con un paño de microfibra.
Con vinagre blanco
El vinagre, por su acidez, descompone el moho y evita que se propague. Hay que llenar una botella con vinagre blanco y agua en proporción, 1:1, y rociar las superficies y esperar entre 20 minutos y una hora.
Más tarde, se debe frotar con el cepillo y aclarar con agua. Para prevenir, hay que volver a pulverizar ligeramente y dejar secar al aire. El resultado es instantáneo.
La alcachofa de la ducha
La acumulación de minerales la convierte en un nido ideal para el moho. Se debe llenar una bolsa de plástico con agua tibia y vinagre y ajustarla sobre la alcachofa de la ducha y sujetarla con gomas. Después, dejar reposar durante una hora, retirar y enjuagar con agua limpia para después secar con un paño limpio.
Si la ducha huele a humedad o tierra es más que posible que haya moho. La solución pasa por ventilar bien el especio, secar siempre las superficies cuando se han usado y rociar vinagre diluido de forma regular.
Un mantenimiento estacional
Está claro que más vale prevenir que curar. Por ello se recomienda inspeccionar la ducha cada semana y limpiarla de forma periódica, es la mejor forma de evitar posibles problemas. Si la humedad supera el 50%, un deshumidificador puede ser clave ya que marca la diferencia. Además, el ventilador o extractor debe usarse siempre, especialmente durante y después de la ducha.