Una vida extra. Es lo tiene un matrimonio de Palencia al que el Juzgado de Primera Instancia de la provincia perdonó una deuda tal de 287.267,30 ante la imposibilidad de hacer frente a sus obligaciones después de perder la estabilidad laboral de la que gozaban debido a la crisis por la pandemia coronavirus. Así, la juez Lorena Álvarez Cabello, exoneró del pasivo insatisfecho a estas dos personas gracias a la Ley de Segunda Oportunidad.
Todo comenzó en 2014, cuando el hombre comenzó a solicitar una serie de créditos para sus gastos básicos y los derivados de sus estudios para una oposición. Años después, en 2019, perdió su empleo y no logró recuperar una estabilidad laboral. Así, para hacer frente a las cuotas pendientes, acudió a varias entidades financieras en busca de nuevos préstamos, algo que “fue en error, porque la bola de nieve se hizo cada vez más grande”, lamentó.
Ante la creciente carga financiera, esta persona decidió llegar a un acuerdo para refinanciar todos los créditos que tenía con la entidad bancaria, por lo que tuvo que recurrir al aval de su pareja. Pero los intereses elevados de las nuevas cuotas hicieron imposible el pago, obligándoles nuevamente a solicitar más refinanciación, que les condujo a ambos a tener sobre sus espaldas una pesada mochila de créditos imposibles de pagar.
Todo fue a peor con la pandemia
La situación se tornó aún más crítica con la llegada de la pandemia, ya que “no había casi trabajo y me era imposible conseguir uno estable”, comentó el hombre. Durante este periodo perdió un empleo como transportista, mientras que su mujer, que trabajaba en el sector de la hostelería con un salario cercano al SMI, fue incluida en un ERTE que se alargó durante meses.
Con la drástica reducción de ingresos se vieron obligados a pedir ayuda financiera a familiares y entidades crediticias.
Siempre hubo voluntad de pagar su deuda
La pareja manifestó que “nosotros siempre teníamos la voluntad de seguir pagando, como demuestra el hecho que durante dos años estuvimos cumpliendo con nuestras obligaciones, pero sin ingresos se nos hizo imposible. Los intereses nos fueron comiendo hasta el punto que no teníamos para comer”.
Ante este escenario, el hombre empezó a buscar una solución porque “sabía que tenía que pagar, pero no podía”. Así, investigando, descubrió la Ley de Segunda Oportunidad, con la que muchas personas habían logrado que les perdonaran las deudas. Así, contactó con un bufete de abogados y en la primera reunión presentaron toda la documentación solicitada. En ese instante se constató que “la pareja era deudora de buena fe, requisito indispensable para acogerse a la Ley de la Segunda Oportunidad” y que se estaba ante un caso que refleja “la dura realidad de muchas personas, que sin haber actuado de mala fe se ven asfixiadas por las deudas que se vuelve impagables”, recuerda desde su bufete.
Llamadas amenazantes
Mientras que el proceso se alargaba, las entidades bancarias y las empresas de recobro intensificaron de manera notable las llamadas y el tono llegó a ser, en ocasiones, amenazante. Les llamaban desde las 07:00 hasta las 22:00 horas, “a todas horas con amenazas y de forma muy grosera. Nos hubiera gustado pagar, pero era totalmente imposible”. Estas prácticas “no solo son contraproducentes, también pueden constituir violaciones de los derechos personales del deudor”.
Todo ese tiempo lo vivieron “con tranquilidad y con incertidumbre de si iba a salir todo bien, lo que a veces se traducía en miedo”.
La buena noticia para el matrimonio se produjo hace poco, cuando el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Palencia emitió un auto de exoneración de la deuda, liberando al matrimonio de 287.267,30 euros (143.933,35 euros a cada uno).
Tras recibir la noticia, ahora el futuro “lo vemos con mayor tranquilidad y actuaremos con más cabeza”.
