Cuando vamos a coger un vuelo y nos avisan de que hay un importante retraso, la frustración que esto nos genera es importante. Más cuando hay ganas de llegar al lugar de vacaciones o a casa después de un largo tiempo fuera. Para quienes no lo sepan, esa frustración puede tener una recompensa económica considerable, un derecho blindado por una normativa europea que protege al pasajero mucho más de lo que la mayoría imagina.
Y es que esa idea de estar a merced de la aerolínea no se corresponde con la realidad legal, existe un marco normativo para equilibrar la balanza entre el gigante aéreo y el consumidor: se trata de una herramienta que transforma al pasajero en un sujeto con derechos exigibles, capaz de reclamar compensaciones que pueden alcanzar los 600 euros. Por ello, conocer la normativa es clave para poder convertir la paciencia en una posible indemnización.
El caos llega en la puerta de embarque
La historia se ha repetido en más de una ocasión. La emoción de iniciar el viaje se desvanece por completo con el primer anuncio de retraso. En ese mismo instante lo que aparece es la incertidumbre y el nerviosismo en la puerta de embarque, donde se forman grandes colas en los mostradores de la compañía aérea. Allí, un personal desbordado, ofrece la información que sabe o puede y que en ocasiones es confusa.
El problema se agrava cuando el retraso se prolonga de forma indefinida o se produce la cancelación. Entonces, la falta de información clara es el principal enemigo del viajero. Por desconocimiento de la normativa o cansancio, muchos viajeros acaban aceptando la primera solución que se les ofrece, sin saber que podrían tener derecho a más que un simple cambio de billete o el reembolso del importe.
Un as en la manga del pasajero
La norma que todo pasajero europeo debería conocer es el Reglamento (CE) 261/2004 del Parlamento Europeo y del Consejo. Esta ley no es una simple recomendación, sino una normativa de obligado cumplimiento para las aerolíneas que operan en el territorio comunitario. Su objetivo es garantizar un nivel elevado de protección para los pasajeros, con unas reglas comunes sobre compensación y asistencia en caso de denegación de embarque, cancelación o gran retraso de los vuelos. Es un escudo legal para el viajero, establece una serie de derechos para los pasajeros que las compañías deben respetar de forma escrupulosa.
El ámbito de la aplicación cubre todos los vuelos que despegan desde un aeropuerto situado en un país de la Unión Europea, con independencia de la nacionalidad de la aerolínea. Además, protege también a los pasajeros que aterrizan en la UE incluso si el vuelo es operado por una compañía no comunitaria, pero despega desde suelo europeo. Es decir, está cubierto tanto un viaje de Madrid a Nueva York con una aerolínea americana como uno de Pekín a París con una compañía europea.
¿Cuánto dinero corresponde de indemnización?
La parte más atractiva del reglamento es, sin duda, la que habla de las indemnizaciones económicas automáticas. Estas no dependen del precio que se pagó por el billete y sí de la distancia del vuelo y del tiempo de retraso en la llegada al destino final. La normativa estable tres tramos claros:
- Para vuelos de hasta 1.500 kilómetros, la compensación es de 250 euros.
- Para vuelos intracomunitarios de más de 1.500 kilómetros y para todos los demás vuelos de entre 1.500 y 3.500 kilómetros, la cantidad asciende a 400 euros.
- Para el resto de vuelos de más de 3.500 kilómetros, la indemnización será de 600 euros.
¿Qué se considera un gran retraso?
El derecho a la indemnización se activa cuando el retraso en la llegada al destino final es igual o superior a tres horas. Y la clave está en la en la hora de llegada, no en la de salida. Esto significa que si el vuelo sale con tres horas y media de retraso, pero el piloto recupera tiempo en el aire y llega 2 horas y 50 minutos de demora se podría perder el derecho a la compensación.