Hay quien madruga para dar un paseo o ir a desayunar con tranquilidad. Otros lo hacen con otro propósito en durante las vacaciones, sobre todo cuando están en un hotel con piscina. Se quitan horas de sueño para conseguir la mejor tumbona junto a la piscina. En algunos hoteles, la apertura de puertas de la piscina se convierte en una prueba en la que la velocidad y estrategia mandan para llegar antes que los rivales, pues todos compiten por los mejores sitios. Hay muchos que ejemplos de ellos, pero uno de los recientes se he hecho viral en los últimos días. Lo grabó una turista en Almería y le salió una reacción que ha gustado mucho en redes sociales: “¡Que comiencen los juegos del hambre!”.
Esther Sánchez, así se llama esta turista, grabó la escena que tenía justo debajo. La zona de la piscina aparecía completamente vacía, con todas las tumbonas bien colocadas y ninguna persona a la vista. En cuanto el personal del hotel abrió las puertas, se ve como los huéspedes entran corriendo desde ambos laterales para colocar sus toallas lo antes posible. La rapidez con la que se mueven y la forma en la que se lanzan a ocupar espacio recuerda a más de una competición que a una jornada de descanso.
La supervivencia, por lo comentado en su frase, es simbólica y se limita a encontrar la mejor tumbona disponible antes de que se acaben. Por lo tanto, en tono irónico, resume el tipo de ambiente que se genera en ese momento concreto. El complejo turístico en el que sucede la escena parece diseñado para atraer a familias tanto de España como de otro países: piscina grande, zonas verdes amplias y decenas de hamacas distribuidas alrededor. Sin embargo, cada mañana se repite el mismo gesto colectivo: en cuanto se abren, un grupo de personas se lanza en carrera a ocupar su espacio, sin hablar y sin mirar a nadie.
Estamos ante una práctica que se ha vuelto habitual en muchos hoteles durante el verano, sobre todo en los destinos más frecuentados. Por ello, en algunos establecimientos han intentado implantar normas para evitar que se reserven hamacas sin usarlas, pero la velocidad y las ansias siguen siendo las protagonistas.
En la playa, otro madrugón
En Jávea, Alicante, ocurre lo mismo pero en la playa. Así quedó constatado con la presencia de las cámaras del programa Ahora Sonsoles de Antena 3. En dicha localidad, uno de los destinos nacionales preferidos por la mayoría de turistas para desconectar, los bañistas se quejan ya que “estos está masificado y para tener un hueco en la playa estamos madrugando más que para ir a trabajar”.
El periodista entrevistó a una familia que aseguró que se estaban levantando “sobre las 06:30 porque a las 08:30 o 09:00 de la mañana ya no hay hueco para aparcar”. Aunque hay varias opciones para llegar al lugar, normalmente los veraneantes eligen el vehículo propio. El problema es que no hay plazas de aparcamiento para todos y por ello se instalaron hace unos años unos semáforos que indican si hay plazas disponibles o no en cada momento.
Dos de las calas más conocidas de esta zona de la costa son Portixol y Granadella. Para esta última hay un autobús lanzadera porque no hay espacio para estacionar tanto coche. Ante los colapsos a la hora de salir y volver a casa o al hotel, hay usuarios que deciden recurrir a los taxis, para volver antes y no tener que soportar las caravanas y grandes colas que forman para abandonar las zonas destinadas al aparcamiento.
Muchos aseguran que “esto antes no era así” y que en gran parte “esto es culpa de TikTok”, donde han falseado las fotos y las aguas se ven de un color más turquesa y cristalinas de lo que son en realidad.
