Desde tiempos pasados, las plantas medicinales, las infusiones caseras y ciertos rituales cotidianos han sido refugio para la mala digestión. Era habitual que las abuelas tuvieran remedio para todo y supieran cuando era necesaria una manzanilla y cuando se necesitaba una manzana. En definitiva, cuando decir “toma esto que te sentará bien”. Hoy en día, lo que antes eran soluciones caseras sin más, hoy están respaldadas por la ciencia y la experiencia clínica.
Inma Borrego, especialista en Salud digestiva, comenta que “no hace falta esperar a tener un problema serio para empezar a cuidar el sistema digestivo. Cuando el cuerpo empieza a susurrar –las digestiones se hacen pesadas, sientes hinchazón, el tránsito no va bien–, es el momento de prestarle atención”. Para ello, da cinco remedios de abuela para aliviar la mala digestión y uno para tratar de evitarla.
Un chupito antes de sentarse en la mesa
La experta recomienda un chupito de aceites y ácidos que estimulan las secreciones digestivas: bilis, enzimas y jugos gástricos. La receta es sencilla, pues basta con una cucharada de aceite de oliva virgen extra, o de coco, el zumo de medio limón y, si sienta bien, un pizca de jengibre en polvo. También se puede sustituir el limón por el vinagre de manzana sin pasteurizar.
Este pequeño ritual, media horas de la comida principal, puede marcar las diferencias. Aunque no es apto para todas las personas, ya que las que padecen gastritis o reflujo deberían evitarlo o consultar antes con un profesional.
Remedios naturales para ir al baño
El estreñimiento rara vez avisa, pero incomoda y desgasta. Para Borrego, “la rutina es clave” y no hay que reprimir las ganas de ir al baño cada mañana. Para ello, algunos remedios naturales ayudan: el mismo chupito digestivo (aunque sin jengibre y tomado en ayunas con agua templada), un poco de aloe vera puro antes de las comidas o el uso puntual de fibras como son las semillas de lino e incluso el agua del mar. Pero todo con mesura: “El uso prolongado de laxantes naturales puede hacer que el intestino se vuelva perezoso”.
El hígado y la vesícula juegan un papel clave
A veces n solidamos de que una buena digestión empieza mucho antes de que la comida llegue al estómago. El hígado y la vesícula biliar tienen un papel crucial y se puede ayudar con gestos tan sencillos como una cucharada de aceite de coco o de oliva en ayunas, acompañada de un poco de agua templada o con infusiones de plantas amargas como el boldo, el diente de león o la cassia, tomadas tras el desayuno. Es importante preparar estas infusiones con poca agua, para no diluir las enzimas digestivas.
La diarrea no es siempre grave
Aunque no es grave en todos los casos, la diarrea desgasta mucho. La clave está en regular con suavidad y reponer líquidos. Una manzana rallada cocida con canela puede ayudar a calmar el intestino. También las infusiones suaves, como la manzanilla, y, sobre todo, una buena hidratación con electrolitos. Escuchar al cuerpo también es saber cuándo parar.
Plantas para el estómago
El ardor, la gastritis, las pequeñas úlceras y otros cuadros más en los que el estómago parece pedir tregua también tienen su respuesta en el mundo vegetal. Así, Borrego destaca dos nombres poco conocidos pero que son muy eficaces: el regaliz desglicirrizado (DGL) y el kudzu. El primero actúa como un antiinflamatorio natural y el segundo es un almidón con propiedades calmantes.
Gases e hinchazón
De nuevo aparece el chupito digestivo, pero con él los masajes abdominales, las frutas cocinadas con canela o las infusiones que consiguen estimular la bilis y favorece la limpieza digestiva. Como todo en el cuerpo, la digestión habla de cómo comemos y también de cómo vivimos.
Valiosos, pero no sustitutivos
Para Borrego, los remedios naturales no sustituyen a un tratamiento médico, pero puede ser valiosos aliados para acompañar, prevenir y entender mejor lo que nos pasa.