Son muchos los síntomas que te hacen despertarte el día después de una noche de fiesta con el pensamiento de “no vuelvo a salir”. No sólo por el punzante dolor de cabeza, el malestar digestivo, la sensación de mareo y/o de torpeza o, incluso, de no recordar todo lo que sucedió. Otra de las consecuencias de una noche de fiesta es esa que te hace tirar de tu plataforma de comida a domicilio de confianza para pegarte un festín de comida basura.
Que le den a todos esos productos frescos y sanos que están en tu nevera, lo que de verdad te apetece es una hamburguesa bien cargada, una pizza con todos los ingredientes posibles o cualquier comida que incluya la ‘combi completa’ de grasas y carbohidratos, por supuesto, acompañado siempre de un buen refresco.
Tranquilo, no es gula o pereza por hacer la comida (bueno, puede que esto último un poco también), es algo que le pasa a todos y sí, tiene una explicación. “Cuando consumimos una cantidad considerable de alcohol, se producen cambios bioquímicos y fisiológicos en el organismo que conllevan una serie de efectos desagradables”, asegura María Martín, dietista y nutricionista.
Entre ellos, añade, se encuentran “la deshidratación, la irritación del estómago, el desbalance de electrolitos, la inflamación o la disrupción del sueño”. Esta sintomatología, explica la especialista, así como su intensidad, puede cambiar en función de cuánto se haya bebido o de otros factores como el estrés.
¿Por qué te apetece comida basura si tienes resaca?
El malestar producido por la resaca se traduce en la apetencia por la comida basura. Y hay varias explicaciones fisiológicas al respecto:
- La deshidratación es uno de ellos, debido a que el alcohol es diurético, lo que hace que el organismo expulse más líquidos. Esto puede hacer que te sientas más cansado o débil, que sientas, incluso, calambres, o que te apetezca pegarte un atracón con algo salado, un tipo de comida con la que tu organismo, sin que te des cuenta, buscará recuperar los electrolitos perdidos.
- Lo mismo te puede pasar con el azúcar; el alcohol puede descompensar tus niveles y hacer que tengas ganas de comerte unos churros o unos donuts, cuando no, unos macarrones al llegar a casa, ya que son ricos en carbohidratos.
- Afecta a los niveles de dopamina y serotonina, que están relacionados con el placer y con el estado de ánimo. De igual manera, como la comida rápida se relaciona con eventos sociales, y salir de fiesta lo es…
¿Qué es la galanina y cuál es su papel en la resaca?
La galanina es un neuropéptido que participa como una especie de “mensajero” en el sistema nervioso, y participa en diversas funciones, entre ellas, la regulación del apetito. Últimamente se ha comenzado a estudiar el papel de ésta en la resaca, relacionada con el anhelo de ingerir comida basura tras haber ingerido alcohol. “La galanina actúa como neurotransmisor o neuromodulador en el sistema nervioso y tiene una amplia variedad de funciones”, explica María Martín:
- Modulación del dolor: posee efectos analgésicos en determinadas situaciones, aumentando en respuesta al dolor.
- Regulación del apetito: influye en el balance energético y la ingesta de alimentos.
- Regulación del sueño y el insomnio: puede facilitar el sueño y el sosiego en ciertas condiciones.
- Funciones cognitivas: puede implicar cambios en tareas simples como la retentiva y el aprendizaje.
Lo sé, te lo estás preguntando: ¿Qué tiene que ver esto con el fondo de la cuestión? Los investigadores encargados del estudio invitan a pensar que la galanina puede tener relación con las consecuencias de una noche de fiesta y el posterior deseo de la comida basura. “Los cambios bioquímicos y neuroquímicos que se experimentan en una resaca, así como la liberación en el cerebro de ciertas sustancias, pueden estar relacionados con síntomas como dolor de cabeza, fatiga y náuseas”, explica la experta. “Se ha demostrado que la galanina está involucrada en la regulación de la percepción del dolor, y niveles elevados en el cerebro pueden contribuir a la sensación de malestar experimentada durante una resaca”, añade.
Por si fuera poco, la galanina también puede influir en el apetito. “Se ha sugerido que niveles elevados de galanina en el cerebro pueden promover la ingesta de determinados alimentos. Esto podría explicar por qué algunas personas experimentan antojos de comida basura durante una resaca, ya que estos niveles elevados podrían aumentar el deseo de consumir alimentos altos en calorías y grasas”, finaliza.
Gracias a este estudio, la próxima vez que salgas de fiesta sabrás cuáles son las razones de querer comerte hasta un mamut untado en salsa barbacoa y de acompañamiento patatas para tres.
