Estamos seguros de que tu época favorita del año es aquella en la que disfrutas de las vacaciones en verano. Es el momento de desconexión y descanso por excelencia, bien sea cerca del mar, en el aire puro que aporta la montaña o en la paz que se respira en un pueblo. Ese cambio de ritmo de vida o el simple hecho de contactar con la naturaleza durante unos días tiene grandes beneficios para nuestra salud física y mental. La psicóloga Macu Gortázar ha explicado cómo esos días de descanso, alejados de la rutina, pueden ser tan provechosos para nuestra salud como una buena receta cuando el resfriado aprieta.
La necesidad de ‘cambiar el chip’ durante las vacaciones
Esas vacaciones anuales no son un simple “tengo más tiempo libre”, son mucho más. Escaparse del día a día durante un pequeño lapso de tiempo tiene numerosos beneficios para nuestro bienestar, simplemente gracias a cosas tan básicas como el cambio de ambiente, temperatura o trasladarte a un lugar cuyo ritmo de vida sea contrario al que estás acostumbrado. Esto ayuda al cerebro a desconectar, pues “este asocia una serie de sentimientos, de emociones y pensamientos que tienes ligados a tu casa”, explica Gortázar.
“Este cambio de chip es el que nos permite pasar a otro entorno donde todo eso se desconecta y nos sentimos libres para poder descansar”, asevera la psicóloga. Independientemente de si nuestras vacaciones son de absoluto relax o de si, por el contrario, aprovechamos para realizar actividad física, “son varios los elementos que hacen que esas escapadas nos resulten placenteras y nos ayuden a liberar la mente de la rutina que llevamos durante prácticamente todo el año”, explica.
No sólo supone beneficios psicológicos, sino que también ayudan a construir recuerdos a los que recurriremos para sobrellevar la vuelta al trabajo o los momentos de más estrés durante el año.
El mar, la montaña y sus poderes
Si nuestras vacaciones elegidas son cerca del mar, éste nos aportará paz y tranquilidad. Macu asegura que estar cerca del mar “baja la tensión y hace que nuestras pulsaciones y ritmos biológicos vayan más lentos”, lo que facilita enormemente la reducción de estrés. En cambio, si tu destino está cerca de las montañas, estas ofrecen “una reconexión que ayuda a pensar mejor o a estar más contigo mismo, ya que al estar en entornos naturales respiramos aire más limpio y, por lo tanto, respiramos mejor” sostiene la psicóloga.
La magia del pueblo
Hay mucha gente que aprovecha los días de descanso para cargar el coche y volver a su pueblo, a los orígenes. “En el pueblo conectas con tu parte más infantil, con tu capacidad de disfrutar de otra manera. El pueblo nos ayuda a conectar con nuestra propia identidad”, afirma Macu.
Y si no tienes pueblo, no pasa nada. Puedes de igual manera elegir el turismo rural como destino para tus vacaciones, ya que, como explica Gortázar, “los pueblos nos evocan la sensación de ir más despacio, de disfrutar de la infancia, de ir en bici, de detenerte a ver a amigos y, sobre todo, mucho descanso. Nos ayudan a conectar de nuevo con los aromas, la comida o las texturas, esas pequeñas cosas que pasamos por alto en el frenesí de nuestra vida diaria y que no nos permitimos disfrutar al 100%”.
Por último, concluye con el pensamiento de que “la verdadera desconexión mental está en no aburrirse, no tener un horario fijo y desconectar del teléfono, de las redes sociales y de la televisión”. Y, para ti, ¿cuál es tu lugar de desconexión favorito?
