Las redes sociales sirven a veces para descargar nuestras frustraciones o para denunciar lo que consideramos injusto. Así lo hizo con la cuenta de un restaurante una mujer; después de verla y abonarla, acudió a la red social X (todavía conocida por muchos como Twitter) a enseñar su factura. En esta se incluía una cantidad de 12 euros por un gancho para colgar el bolso, lo que causó su estupefacción… y el de hordas de tuiteros, que rápidamente viralizaron el mensaje hasta llegar a un alcance masivo.
Su sorpresa ha sido mayor cuando, días después, ha sido el restaurante quien la ha denunciado, pero no en Internet, sino ante las autoridades, y quien le reclama, entre otras cosas, 36.000 euros de indemnización.
El motivo no es otro que los daños y perjuicios que considera el establecimiento que ha sufrido después de que se produjera dicha publicación. En palabras de su abogada, Marina Corral, los mensajes de la clienta constituyen «manifestaciones falsas y difamatorias» hacia el restaurante de cocina japonesa Wakame Ibiza, que ha sufrido «un grave daño a su reputación y a su actividad empresarial». Es por ello que solicitan, además de esos 36.000 euros, que podrían ser ampliados en caso de que continúen existiendo efectos negativos en la economía del local, que la publicación sea retirada y que la mujer rectifique públicamente.
Las razones que esgrime el restaurante
El mensaje de la clienta incluía varias menciones a varios agentes que interactúan o pueden interactuar con un establecimiento de este tipo, como es el caso de la OCU, de la Secretaría General de Consumo y Juego del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, de la Oficina de Turismo de Ibiza o de un periódico de la isla, además de a la cuenta @SoyCamarero, a menudo viral por situaciones que se producen en la hostelería. Estas menciones, sin lugar a dudas, colaboraron en que se ampliasen los efectos de lo que el restaurante tilda de «error involuntario».
Según la versión del establecimiento, el concepto ‘gancho bolsa’ que incluía la cuenta de la mujer fue corregido inmediatamente y antes de que pagase nada, por lo que no se vio económicamente perjudicada. Sin embargo, el mensaje fue publicado igualmente, unos días más tarde, en lo que la abogada que defiende al local defiende que son «acusaciones de prácticas engañosas acompañadas de un documento distinto de la factura real», que recibió un impacto de cerca de 600.000 visualizaciones en la red social X y provocó que un deterioro en la actividad del centro, que perdió reservas y recibió comentarios ofensivos contra él y contra su personal.
Asimismo, esto llevó a Facua a interesarse por lo sucedido, lo que contribuyó «a incrementar el descrédito hacia Wakame Ibiza y, por extensión, al sector hostelero de la isla».
¿Y ahora qué?
Debido a todo lo anterior, la representante legal del restaurante ha solicitado un acto de conciliación previo a la interposición de una querella por calumnias con publicidad, tipificadas en el artículo 205 y posteriores del Código Penal español. En este acto, solicitarán la retirada inmediata de la publicación que ha generado esta controversia, que la mujer reconozca en la misma red social que lo que difundió no fue acorde a la realidad, puesto que no le fue cobrada esa cantidad, así como los mencionados 36.000 euros por los daños y perjuicios ocasionados con su mensaje, que podrían verse ampliados si los efectos negativos persisten.
Según recoge Diario de Mallorca, Marina Corral, abogada de Wakame Ibiza, ha reflexionado, a colación de este caso, sobre el «debate necesario» sobre la responsabilidad de la viralización de mensajes como el que recibieron sus clientes a través de las redes sociales, debiendo determinar la Justicia, en su opinión, «quién asume las consecuencias de la injuria grave con publicidad», si la persona que las realiza, aquellas plataformas que dan cobijo a dichos mensajes o las entidades que las difunden sin contrastar.
Entretanto, el restaurante se ha manifestado públicamente también instando a usar las redes sociales de manera responsable. «Creemos en la crítica constructiva y escuchamos siempre a nuestros clientes, pero no podemos permanecer impasibles ante acusaciones falsas que atentan directamente contra el esfuerzo, la profesionalidad y la reputación de todo nuestro equipo», han manifestado desde el restaurante.
