Hay que conocer nuestro coche al detalle y parte importante del mismo son los neumáticos, que son algo más que un simple componente de goma. Y es que forman parte del llamado triángulo de seguridad de un vehículo, junto con los frenos y los amortiguadores. Además, son el único elemento que está en contacto directo con el asfalto y de su estado depende, en gran parte, la estabilidad, el agarre y la capacidad de frenado en el coche. Por eso, saber sobre sus señales de desgaste puede marcar la diferencia entre una conducción segura y la de poder tener riesgos innecesarios.
Uno de los detalles que los conductores ignoramos a menudo son unos diminutos triángulos impresos en el perfil de los neumáticos. Los mismos no están ahí por estética, tienen una función muy importante: son indicadores visuales que señalan la ubicación exacta de los testigos de desgaste. Además de proporcionar seguridad, puede evitar una multa de 200 euros ya que circular con los neumáticos desgastados puede ser sancionado con dicha cantidad… ¡por rueda!
Cuando el dibujo se ha desgastado, hasta el punto que ha quedado al mismo nivel que esos testigos, unas pequeñas protuberancias dentro del as ranuras del neumático, es una señal inequívoca de que ha llegado el momento de cambiar la rueda.
Cómo podemos comprobar el desgaste en los triángulos
Además de ir viendo poco a poco los testigos, hay un truco muy sencillo que permite ir viendo el desgaste de los neumáticos: se trata de introducir una moneda de un euro en las ranuras. Si la parte dorada queda visible, toca cambiar el neumático. Si queda cubierta, todavía existe un margen para mantenerlo. Aunque, más allá del dibujo, se deben comprobar también, de manera periódica, las presiones y signos de deformaciones o cortes en la goma que pueden acabar comprometiendo la seguridad.
Un castigo para el bolsillo
Circular con los neumáticos desgastados no sólo compromete la seguridad, pues aumenta la distancia de frenado, reduce el agarre y eleva el riesgo de reventón, también puede salir caro en forma de denuncia. La normativa de la Dirección General de Tráfico (DGT) exige una profundidad mínima de 1,6 milímetros en la banda de rodadura. Circular por debajo de ese límite supone una sanción de 200 euros por rueda.
Los puntos rojos y amarillos de los neumáticos
Aunque a simple vista estos puntos puedan verse como una marca sin importancia, el punto amarillo que aparece en algunos neumáticos nuevos cumple con una función clave en el proceso de montaje y equilibrado de las ruedas. Esta señal, junto con otras marcas de colores como el rojo y el blanco, forman parte de un sistema de referencias que se utiliza por parte de los fabricantes y mecánicos para optimizar el rendimiento y la seguridad del vehículo.
El punto amarillo indica el lugar del neumático en el que su peso es mejor. Se trata de una información especialmente útil para realizar un equilibrado estático, ya que permite al técnico alinear ese punto con la válvula de inflado de la llanta, que representa el punto más pesado del conjunto. Al hacerlo, se logra una distribución más uniforme del peso, lo que reduce las vibraciones durante la conducción y mejora la durabilidad del neumático.
Además del amarillo, podemos encontrar unas marcas rojas que señalan el punto de máxima rigidez del neumático. Esta referencia se utiliza para compensar las imperfecciones tanto del neumático como de la llanta, facilitando un equilibrado más preciso mediante contrapesos.
Muchos fabricantes emplean también puntos blancos para marcar el mínimo del punto de máxima rigidez, la zona más flexible del neumático. Hay que saber que esta marca, en ocasiones, también puede indicar que el neumático ha superado el control de calidad.