El crecimiento de la movilidad eléctrica ha transformado el parque automovilístico en nuestro país. Cada año son más lo que apuestan por los vehículos eléctricos y por eso, sobre todo antes de la compra, aparecen las preguntas como su mantenimiento y los requisitos legales. Una de las dudas más habituales entre los conductores es cómo va a funcionar la ITV de estos vehículos, las diferencias que habrá respecto a los coches tradicionales. Pero la única variación real que está en el tipo de comprobaciones que se realizan en el sistema eléctrico y en la batería de tracción.
La misma obligatoriedad
La ITV para los vehículos eléctricos es obligatoria, exactamente igual que para cualquier coche de combustión. No existen excepciones ni calendarios especiales: la primera inspección debe realizarse a los cuatro años de ser matriculado el vehículo y las siguientes cada dos años, hasta que se cumple una década, que será ya cada año. Aunque estos intervalos de control son diferentes para los vehículos que estén destinados a servicios profesionales: taxis, ambulancias y transporte escolar.
Este marco normativo busca garantizar la seguridad vial, con independencia de la fuente de energía del vehículo. Es decir, la administración no distingue entre gasolina, diésel o electricidad cuando se trata de verificar el estado general del coche.
¿Qué se revisa exactamente en la ITV de los eléctricos?
Aunque son muchos los conductores que consideran que un coche eléctrico tiene menos elementos que revisar, la ITV sigue un esquema que es muy completo. El técnico examina la carrocería exterior en busca de daños, piezas sueltas o defectos que puedan suponer peligro en caso de impacto. En el interior del vehículo se evalúa el funcionamiento de los cinturones, el cierre de las puertas y el anclaje de los asientos. Después de llegar el turno del motor, aunque en este tipo de vehículos esta parte se centra en comprobar el correcto aislamiento de los cables y la ausencia de fugas eléctricas.
Un aspecto clave es la revisión de la batería y del sistema de alta tensión. Se inspecciona que no haya deteriores visibles ni sobrecalentamientos, además de que el circuito esté en buen estado. También se prueban los frenos, la dirección y la suspensión, además de la iluminación y el estado de los neumáticos, que deben conservar al menos 1,6 milímetros de profundidad.
En los vehículos eléctricos no se realizan pruebas de emisiones, lo que acorta el proceso de inspección y lo hace más limpio y silencioso. Pero todo lo relacionado con seguridad estructural, es idéntica.
Las novedades en la próxima ITV
Los principales cambios, que afectan tanto a eléctricos como de combustión, son los siguientes:
- Los sistemas de asistencia a la conducción (ADAS) pasan a ser una parte clave del control técnico. Si alguno de los dispositivos que forman parte del mismo (frenado automático, alerta de cambio de carril, entre otros) no funciona de la manera adecuada, la ITV registrará el resultado como desfavorable. Si un coche, por la fecha de matriculación o tipo de homologación no tiene un ADAS concreto incorporado, será considerado como un defecto grave.
- Las ITV cuentan con herramientas electrónicas más precisas para verificar posibles alternaciones del sistema del vehículo con el objetivo de garantizar que todo cumpla con la configuración original de fábrica.
- Digitalización del proceso administrativo. A medio plazo, toda información estará integrada en un registro digital vinculado a la DGT.
El coste de la ITV para los eléctricos
El precio de la revisión de ITV para los coches eléctricos puede estar entre los 30 y los 50 euros, dependiendo de la comunidad autónoma y de la lugar en la que se realice.
