Facturar grandes cantidades de dinero sin salir de casa no es algo que pueda extrañar en la actualidad. Lo que sí es complicado es que lo haga un menor de edad. Pero eso está pasando en la ciudad inglesa de Maldon, en la que el joven Harrison Nott ha conseguido factura en un año más de 100.000 euros, concretamente 117.000, con el siguiente producto: una toalla de poliéster de tres capas que, al mojarla, escurrirla y agitarla, baja la temperatura y alivia el calor. Un artículo ideal para deportistas o cualquiera que sufra el verano sin acondicionado.
La idea le vino al joven Nott de su experiencia como jugador de squash. Vio que el producto no se movía en el mercado como debería y decidió hacerlo él mismo. Pero esta no era su primera aventura a pesar de su corta edad, pues con ocho años ya revendió objetivos en eBay y aprendía a base de golpes, como dicen los expertos que mejor se hace: “Esos fracasos me dieron las habilidades que necesitaba para empezar uno nuevo”, reconoce ahora, sin dramatismos”.
Emprendedor por herencia
El ser emprendedor es algo que lo tiene en el ADN ya que vio a su padre “gestionar un negocio toda la vida y siempre he querido tener el mío propio, y así tener el control financiero para hacer cosas por mí mismo”. Mientras tanto, compagina la empresa con sus estudios de GCSE, el equivalente británico a 4 de Educación Secundaria Obligatoria (ESO).
El crecimiento fue rápido, sobre todo gracias a herramientas como TikTok y Shopify: “Tuve 50 ventas al día y desde entonces no ha parado de crecer”, recuerda. El pico llegó en pleno verano, con 15.000 libras (unos 17.120 euros) en ventas en un solo día, lo suficiente para quedarse sin stock durante semanas. En los meses más intensos tiró del almacén de su padre, el resto del año su centro de operaciones siguió siendo su habitación.
Gran parte de la clave del éxito está en cómo se vende y no solo el producto, también la historia: “Me grabo empaquetando los pedidos y lo subo a TikTok. Creo que la gente valora ver al propio dueño encargándose de todo, es algo real”. Nott reúne autenticidad, algoritmo y cinta adhesiva.
Un carácter social al negocio
El joven inglés también ha querido dar una giro social al negocio y ha donado toallas a personas con enfermedades que dificultan la temperatura corporal, ha patrocinado el día del deporte en su colegio e incluso ha dado charlas a otros estudiantes: “Quiero ayudar a la gente a sacar lo mejor de sí misma y a montar su empresa o aprender la habilidad que quiera”.
No se queda ahí Nott, que ya piensa en lo siguiente: inversión y escaparates físicos. Asegura que quiere ver “hasta dónde puedo llegar, quizá conseguir inversión en Dragon´s Den y vender en tiendas”.
Apoyo de la familia
Durante su camino como empresario, Nott no ha estado solo. Cuando necesitó, en 2024, liquidez para aguantar el tirón, su padre le prestó dinero. “Es igual que cuando yo era joven”, admite el padre, que añade que “cuando algo no le sale, no se limita a decir que lo intentó, analiza los motivos por los que ha podido fallar”.
El instituto en el que estudia también ha sido un apoyo importante. Su profesora de Empresa le animó a registrar la marca y a construir la compañía como una sociedad limitada antes de acabar el año.
Nott sabe que el éxito no se alcanza fácil, que ingresar no es ganar. Reconoce que aunque factura unas 1.000 libras al día (1.140 euros aproximadamente) la rentabilidad se diluye entre publicidad, comisiones de afiliados y costes que muchos pasan por alto.