El atún en lata es uno de los productos que nunca fallan en la despensa, ya que cuenta con las características que todos buscamos: económico, versátil y con fama de saludable. Su alto contenido en proteínas de calidad, vitaminas del grupo B y ácidos grasos omega-3 lo convierten en un aliado habitual en ensaladas, pastas o bocadillos. Pero su consumo frecuente plantea dudas a los expertos, sobre todo por la presencia de metales pesados como el mercurio. De acuerdo con la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), el nivel medio de mercurio en este producto en España está por debajo del límite legal establecido por la Unión Europea, pero el problema radica en la acumulación de este pescado que se consume a diario, que puede causar efectos negativos en la salud neurológica si se ingiere de forma continuada por niños y mujeres embarazadas.
Leticia Zoé, nutricionista, explica cómo reducir este riesgo al elegir bien el producto. Según detalla, “hay algo que tienen en común todas las latas” con una mayor cantidad de mercurio, y son aquellas que llevan la etiqueta de “atún claro”. Este tipo de atún pertenece a la especie Thunnus albacares, la que cuenta con más mercurio. Por el contrario, el Katsuwonus pelamis, conocido como el “atún listado”, contiene niveles más bajos y puede identificarse en las etiquetas simplemente como “atún”. Por ello, la recomendación de Zoé es que se debe comprar “atún y no atún claro”.
Los peligros del consumo diario de atún en lata
El médico Manuel Viso advierte sobre los peligros a los que nos enfrentamos por consumir atún en lata con demasiada frecuencia: “Tu dieta se resume en abrir una lata de atún y tirar para adelante. Entonces tenemos que hablar, porque aunque parezca sano, comerlo casi a diario no es una buena opción”. Añade que este pescado “acumula mercurio, un metal pesado que tu cuerpo elimina con dificultad”.
Viso alerta de que nuestro organismo “va acumulando” atún y “afectando principalmente el sistema nervioso, daño neuronal y estrés oxidativo, produciendo retraso produciendo retraso cognitivo, problemas de atención, alteraciones de la memoria, disminución del coeficiente intelectual, alteraciones motoras y hasta alteraciones de lenguaje”.
Las alternativas al atún en lata
El médico apunta a que el consumo excesivo puede tener efectos sobre el estado de ánimo ya que “puede afectar a neurotransmisores como la serotonina, produciendo alteraciones del humor, ansiedad o depresión”. Por ello, recomienda no eliminar el atún, sino que se consuma con moderación: “La solución no es dejar de tomar atún, pero sí darle vacaciones. ¿Alternativas? Sardinas, melva y también me vale el salmón”.
Las cenas a evitar según el doctor Viso
Manuel Viso tiene también claro tres cenas que nunca se serviría a él mismo al final del día y estas serían “un plato de patatas fritas con carne frita, un plato de espaguetis con tomate y queso rallado y leche con cacao azucarado y mojar galletas”.
Sobre el primero plato, el doctor recuerda que aunque las patatas son vegetales, su forma de cocinado pueden convertirlas en un problema nutricional serio. Estos alimentos suelen llevar “sodio en exceso, aceites refinados, almidón y acrilamida, este último una sustancia potencialmente cancerígena”. A esto se suma la fritura de carne, que también puede suponer un exceso de grasa y un menor valor nutricional si no se elige bien el producto.
Respecto a los espaguetis con queso rallado, la pasta blanca tiene poco aporte de fibra y minerales, el tomate frito suele llevar azúcar y aditivos y el queso rallado, en ocasiones, no es ni queso real. En cuanto a la leche con cacao y gallegas, está repleta de azúcares y carece de nutrientes.