Hay quien no sabe diferencia lo que se ve en el cine y la realidad. Eso ha traído muchos problemas a mucha gente y seguirá ocurriendo, con diferentes actuaciones. Una de ellas, por ejemplo, es cuando una persona decide ir a comisaría a confesar un delito por “impulso”, como suele ocurrir en las películas, si tener el asesoramiento de su abogado. Una actuación que puede acabar afectando a todo el proceso judicial y no siempre con buen resultado.
De acuerdo con Salvador Castillejo, abogado, “rara es la semana en la que no llegan al despacho personas que han declarado ante la policía y nos dicen que lo han contado todo, con detalles y con buena fe. Y cuando lo dicen se siente orgullosos de ello, creyendo que como lo han explicado bien, se va a entender y se va a valorar”. Y esto, consideran que “en el mejor de los casos no a va tener consecuencias”.
La realidad, diferente a la ficción
Para Castillejo, “la declaración prestada en sede policial, especialmente si se hace sin un abogado especializado en derecho penal de tu confianza, puede condicionar todo el procedimiento”. El motivo no es sólo porque puede generar “una autoincriminación innecesaria, sino porque puede dejar fuera de juego estrategias defensivas futuras, cerrar vías de prueba o provocar contradicciones que luego resulten difíciles de salvar”.
El abogado tiene claro que “las películas y las series han dado una idea equivocada del Derecho”. Añade que “el cine y las series han instalado un modelo narrativo que confunde colaborar con incriminarse, y sinceridad con estrategia. El famoso ‘todo saldrá mejor si hablas’ ha hecho mucho daño. Se muestra la comisaría como un escenario de redención inmediata, en el que contar la versión propia suele arreglar las cosas”.
Recuerda Castillejo que lo que se ve en la pequeña pantalla no se ajusta a la realidad jurídica española y hay que tener claro que “todo lo que se diga va a tener un impacto en el posterior procedimiento” puesto que la declaración realizada en comisaría puede ser utilizada incluso “como prueba en un juicio”.
Según el letrado, “como regla general, la declaración policial no tiene valor probatorio directo en juicio si no es ratificada en sede judicial. Sin embargo, puede usarse durante la instrucción para evidenciar contradicciones, atacar la credibilidad del investigado o incluso para reforzar otras pruebas si es reproducida en el juicio con las debidas garantías. Lo importante es entender que aunque no sea una prueba plena por sí sola, tiene efectos procesales”.
Los pasos a seguir en la Policía
Cuando se dan estos casos, Salvador Castillejo asegura que lo importante “es siempre contar con la voz de un experto antes de acudir a comisaría”. Y es que un abogado, en este contexto “no está para evitar que la persona hable, sino para ayudarla a decidir cuándo, cómo y si lo mejor es hacerlo”.
El papel del abogado, en esta situación, es “informar, valorar la situación, analizar el alcance penal de los hechos y diseñar una estrategia, incluso antes de pisar la sala de declaraciones. A veces lo mejor es declarar, otras veces lo mejor es guardar silencio y esperar al momento procesal oportuno, pero esta decisión debe estar respaldada por técnica jurídica, no por intuición o emociones”, dice el Castillejo.
La recomendación del experto es clara: “Si estás investigado o detenido, espera a hablar con tu abogado. Si no lo tienes, contacta con uno que te genere confianza. No hay que tomar decisiones en caliente, ni por miedo ni por impulso”.