Benetton fue un antes y un después en el mundo de la moda. La firma italiana, fundada en Treviso en 1965, destacó por unir calidad, sostenibilidad y un mensaje de inclusión en su línea de ropa bajo un mensaje que fue duradero en el tiempo: Todos los colores del mundo. Esta idea no sólo ponía de manifiesto una amplía gama de colores en sus colecciones, también reafirmaba su compromiso por abordar temas sociales de gran calado como eran el racismo, las guerras o la crisis del SIDA.
Su modelo de negocio se basaba en la innovación y la responsabilidad social. Esto hizo que poco a poco se situase como una marca referente y querida, siendo uno símbolo más del Made in Italy.
Como en otros sectores y al igual que otros gigantes empresariales, la evolución también le hizo afrontar numerosos desafíos, algunos de los cuales no pudo solventar de la mejor manera. Así, a principio de los años 2000, el giro establecido con la mora rápido y los cambios en el consumo global le hicieron perder su dominio en el mercado.
Desde la firma italiana se hicieron todos los intentos posibles por reinventarse, adaptarse al nuevo panorama, pero no ha sido posible. Prueba de ello es que hoy se enfrenta a una de sus mayores crisis y está en juego su presencia en países que han sido claves para ella, como es el nuestro. Tampoco se salva el propio, especialmente el sur de Italia.
Las franquicias, el inicio de la crisis actual de la marca de ropa
La red de franquicias de ropa Benetton, que en su día se convirtieron en su motor de expansión, han terminado convirtiendo en su mayor enemigo, su debilidad más importante. Así, la compañía anunció el cierre de 419 tiendas en todo el mundo para este 2025, de las cuales 180 ya dejaron de operar antes de acabar 2024.
El objetivo de este plan de reestructuración es el de acabar con los problemas financieros de los últimos años, con una acumulación de deuda en regiones en las que las tiendas no han podido o sabido competir con los gigantes de la moda rápida. Además, esto ha provocado también divisiones dentro de la organización, una de ellas la salida de la misma de uno de los fundadores: Luciano Benetton. El que era presidente dio un paso al costado y se fue lanzando graves acusaciones sobre su consejero delegado, Massimo Renon. Lo acusó de hundir las cuentas de la firma con su nefasta gestión durante cuatro años, en los que dejó “un agujero de unos 100 millones”.
Especialmente dolorosa para Benetton es la situación en el sur de Italia, país que la vio nacer y del que se convirtió en un icono. Allí el día a día es crítico. Los franquiciados han acumulado deudas que superan hasta los 30 millones de euros. Esto deja claro que hubo una gestión deficiente y una incapacidad para conseguir adaptarse a un mercado cada vez más competitivo. Con este panorama, la familia Benetton ha decidido tomar el control de algunas de estas tiendas con la idea de salvaguardar la marca y evitar daños mayores.
Las consecuencias en España
En nuestro país Benetton gozó de gran popularidad durante los años 80 y 90. Ahora, la crisis le ha afectado de manera importante y el cierre de tiendas de ropa será significativo. Esto podría debilitar todavía más la percepción de la marca en un mercado clave para el sector textil.
Según se informó desde UGT, la empresa italiana alega causas económicas, organizativas y productivas para llevar a cabo un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que conllevará el despido de 169 trabajadores (24% de la plantilla) y el cierre de 31 de las cerca 300 tiendas que hay en nuestro país.