En la actualidad, hay infinidad de bebidas disponibles en cualquier establecimiento para disfrutar de un terraceo con amigos y refrescarte. Y si además de refrescarte buscas hidratarte, es de sobra sabido que no hay nada como el agua para ello. Pero… ¿Y si te dijera que tienes una alternativa como el agua con gas que no sólo va a aportar lo mismo que el agua, sino que además se puede convertir en tu mejor amigo para combatir el vientre hinchado o las digestiones pesadas tras una buena comilona?
Para empezar: ¿Qué es el agua con gas?
No tiene mucho misterio. Es, básicamente, agua con diferentes minerales, embotellada, a la que se ha añadido ácido trioxocarbónico, que es lo que hace que tenga burbujas y, por lo tanto, sea más acidulada que la bebida tradicional. Puede ser carbonatada o de origen industrial, según su origen y forma de prepararla.
El eterno debate: ¿Agua con gas o sin gas?
Si bien la única diferencia es, como su propio nombre indica, el gas; ambas aportan en mayor o menor medida la misma proporción de magnesio, calcio, potasio y sodio a nuestro cuerpo. Ambas son opciones perfectas para la hidratarnos y para contribuir al correcto desempeño de nuestro organismo al evitar que nos deshidratemos ya que, cuando estamos hidratado en condiciones óptimas, regularemos peor la temperatura corporal y estaremos más cerca de vivir un episodio de golpe de calor, un peor rendimiento físico y cognitivo y bajará nuestra concentración.
¿Qué beneficios tiene el agua con gas?
Más allá de los anteriormente comentados, el agua con gas puede aportarnos otras ventajas gracias a su acidez y a las burbujas. Para empezar, las similitudes con otras bebidas azucaradas, pero menos saludables tanto para nuestro organismo como para la salud de nuestros dientes. También aumenta la frecuencia cardíaca y favorece la movilidad gástrica tras las comidas, lo que supone una mayor sensación de saciedad a corto plazo, algo que nos puede resultar muy útil para controlar el hambre, sobre todo si la bebemos antes de las comidas.
Si eres de esas personas que se inflaman rápido después de comer, sufre indigestiones pesadas o estreñimiento, estudios recientes han demostrado que el agua carbonatada es una excelente opción para disminuir los síntomas y mejorar la digestión. Y si eres deportista y vives en zonas muy calurosas, dichos estudios también demostraron que el agua con gas hace que el cuerpo se mantenga más activo tras la práctica deportiva ya que aumenta la presión arterial y el flujo sanguíneo cerebral.
La cara B del agua con gas
Como todo, el agua carbonatada también tiene sus desventajas. No está recomendada para personas con reflujo, ya que puede agravar los síntomas. También puede aumentar las flatulencias, como toda bebida con gas y de manera particular si no la consumimos de manera habitual.
¿Estabas preocupado/a? Tranquilo, porque esas son las únicas contraindicaciones. Es apta para las personas hipertensas o mujeres embarazadas, ya que dichos estudios no han resultado concluyentes sobre un riesgo de aumento de la presión arterial, que pudiera derivar en problemas de salud o parto prematuro.
Seguro que muchos de tus amigos se han sumado en los últimos tiempos a la, podría decirse, bebida de moda. Sana, beneficiosa para nuestro organismo y que aporta un extra de hidratación a tu cuerpo, muy necesario además en estos días de calor extremo. ¿Y tú, vas a animarte a probarla?
