Cada vez que llega el invierno surge la misma pregunta en miles de hogares: ¿qué hay que hacer con la calefacción? ¿hay que apagar y encender? ¿la dejamos funcionando a baja intensidad durante todo el día? De la respuesta que se obtenga dependerá no sólo la comodidad de estar a una temperatura ideal en el hogar, también tener un mayor o menor disgusto en el apartado económico.
Como de otros aspectos del día a día, en tu entorno encontrarás opiniones para todos los gustos, porque hay entendidos en todas las materias. Pero quizá lo único que tienes que hacer es atender a las recomendaciones de los expertos de verdad, que tienen una respuesta clara y contrastada. Y una vez hecho, empezar a aplicarla de manera inmediata.
¿Apagamos la calefacción o la dejamos encendida?
Los especialistas en la materia lo tienen claro, la mejor manera de ahorrar energía y hacer menos daño al bolsillo es la de apagar la calefacción cuando estamos fuera de casa o durante las horas en las que no es necesario tenerla encendida. A diferencia de lo que muchos creen, dejarla operativa durante el día, aunque sea al mínimo, implica un gasto constante de energía.
Todo es porque las viviendas, especialmente las que no están aisladas, pierden calor por ventanas, paredes y puertas. Esto es lo que obliga al sistema a seguir trabajando para mantener la temperatura.
Si encendemos y pagamos la calefacción atendiendo a la necesidades, habrá un consumo mejor. Es verdad que cuando se vuelve a encender el sistema requiere de un esfuerzo inicial para calentar el ambiente, pero este gasto puntual será siempre menor al consumo total que conlleva mantener la calefacción activa las 24 horas del día.
Cosas a saber para un uso eficiente de la calefacción
Desde el Instituto para la Diversificación y Ahorro Energético (IDEA) concluyen que programar la calefacción para que funcione en determinados momentos, necesarios, es la clave para ahorrar y mantener un hogar eficiente.
Para el IDEA, por ejemplo, durante la noche el cuerpo se mantiene caliente con mantas y edredones y no es necesario tener la calefacción encendida. Advierten, además, que dormir con temperaturas altas puede ser perjudicial para la salud, pues afecta a la calidad del sueño.
Desde IDEA se aconseja que, por la mañana y con el objetivo de evitar cambios bruscos de temperatura, se programe la calefacción unos 15 minutos antes de levantarnos, algo que ayudará a estar cómodos sin malgastar energía.
A todo ello, añadir que cuando la calefacción se usa demasiado, nuestro bolsillo no es el más perjudicado. También el medioambiente ya que aumentan las emisiones de CO2 y se contribuye al calentamiento global. Por tanto, reducir su tiempo de uso es una manera sencilla de ahorrar y de paso de cuidar el planeta.
Algunos consejos para maximizar el ahorro
- Aislar mejor nuestro hogar: un buen aislamiento en ventanas, puertas y paredes evitará que el calor se pierda, haciendo que la calefacción sea más eficiente.
- Usar termostatos programables: debemos ajustar los horarios de encendido y apagado para que la calefacción sólo funcione cuando realmente sea necesaria.
- Poner temperaturas moderadas: entre 19 y 21 grados durante el día. Cada grada adicional aumenta el consumo un 7%.
- Aprovechar textiles térmicos: usa cortinas gruesas, alfombras y ropa adecuada para mantener el calor en casa y evita subir el termostato.
La gran diferencia puede estar en ajustar el uso a los momentos necesarios, utilizar termostatos y hacer mejoras en el aislamiento. Son consejos que en cuanto se empiecen a aplicar repercutirán en un invierno eficiente y con una alegría para el bolsillo.
