El consumo de alcohol no tiene un impacto positivo nunca y menos para la salud. Y cuando se consume de manera habitual, puede repercutir de manera grave en nuestro hígado y generar cirrosis. Se trata de una enfermedad hepática que se caracteriza por la formación de cicatrices en el hígado, las cuales impiden que este órgano funcione de manera correcta.
Desde la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH) advierten de que la cirrosis podría convertirse en una epidemia la próxima década. El mismo mensaje se transmite desde el Instituto Nacional de Diabetes, Enfermedades Digestivas y Renales de Estados Unidos (NIDDK), desde el que explican que el abuso de alcohol pude llevar a la esteatosis hepática alcohólica, una acumulación de grasa en el hígado.
Pero no todas las bebidas alcohólicas afectan de la misma manera a este tipo de enfermedades. Por ejemplo, el vino y la cerveza suelen considerarse opciones menos agresivas, mientras que hay licores con una alta graduación alcohólica que representan un mayor riesgo. Así, el mezcal y el tequila, con concentraciones de alcohol que van del 35% al 55%, encabezan la lista de las bebidas que más perjudican al hígado.
En el momento en el que el hígado metaboliza el alcohol, genera acetaldehído, una sustancia tóxica que puede causar inflamación y daño celular. Cuanto mayor es la concentración de alcohol en una bebida, mayor es la cantidad de etanol que el organismo de una persona puede procesar y esto aumenta el riesgo de enfermedades hepáticas como el hígado graso, la hepatitis alcohólica o la cirrosis. Así, además del mezcal y el tequila, otras bebidas con un alto riesgo son el vodka, el ron y el whisky, con niveles de alcohol entre el 40% y el 50%.
La ginebra, a pesar de que se encuentra en el último lugar de este ranking, tampoco está exenta de efectos dañinos ya que graduación está entre el 40% y el 47 de alcohol. Un consumo frecuente de este tipo de bebidas puede conllevar sobrecargar el hígado y afectar su capacidad de regeneración, lo que podría acaba en enfermedades crónicas. El impacto puede ser mayor si se mezcla el alcohol con bebidas azucaradas o energéticas.
La recomendación de los expertos
Lo ideal es optar por bebidas con menos graduación y alternar su ingesta con agua para evitar la deshidratación. Es igual de importante llevar una alimentación equilibrada y realizar chequeos médicos periódicos para evaluar la salud del hígado. Aunque todo tipo de alcohol en exceso es negativo, conocer cuáles son las opciones más dañinas ayudará a tomar decisiones más saludables.
¿Qué bebida alcohólica es la más dañina para el hígado?
El daño que se le hace al hígado bebiendo alcohol depende del contenido de etanol en las bebidas alcohólicas. Cuanto mayor sea la concentración del mismo, mayor el riesgo a desarrollar enfermedades hepáticas. Así, según los especialistas, las bebidas que más perjudican al hígado incluyen:
- Mezcal y tequila
- Graduación alcohólica: 35% – 55%.
- Alta concentración de etanol y consumo común en chupitos o grandes cantidades, lo que incrementa su efecto dañino.
- Vodka
- Graduación alcohólica: 40% – 50%.
- Su pureza y alto contenido en alcohol puro lo convierten en una bebida muy peligrosa para el hígado.
- Ron
- Graduación alcohólica: 40% – 50%.
- Sabor dulce, pero contenido muy elevado que afecta significativamente al hígado.
- Whisky
- Graduación alcohólica: 40% – 50%.
- Su alta concentración lo convierte en un riesgo si no se modera su consumo, que es muy popular.
- Brandy
- Graduación alcohólica: 35% – 60%.
- Es más perjudicial que el whisky o el ron debidos a sus grados más altos en algunas variedades y su consumo como bebida digestiva.
- Ginebra
- Graduación alcohólica: 40% – 47%.
- Aunque no es de las más peligrosas, lo es cuando se consume en exceso especialmente por su popularidad en cócteles.