Contundente se mostró Bill Gates cuando habló del futuro de la Inteligencia Artificial en un varios actos en los que se le pidió su punto de vista: “Dentro de diez años, la mayoría de las tareas humanas podrán realizar por IA”.
Esa frase esconde más que una provocación: hay una visión, que es tan inquietante como prometedora a partes iguales, de un mundo que se transformará de manera radical. Así, para Gates, la IA no conlleva sólo una avances tecnológico, sino el siguiente paso de la revolución digital en la que él es protagonista ya que la ayudó a iniciar. En la década de los 80 puso un ordenador en cada escritorio y hoy vaticina una inteligencia ubicua, invisible y gratuita que cambiará todo.
De acuerdo con Gates, “la inteligencia será completamente libre” y estaremos en un mundo en el que la escasez de expertos será reemplazada por sistemas automatizados que serán capaces de ofrecer diagnósticos y tutorías al alcance de todos.
- Será gratuita
Suena bien la idea de una IA “gratuita” pero Gates tiene sus dudas porque “es algo muy profundo y un poco aterrador ya que está ocurriendo muy rápido y no hay un límite superior”. Con este avance tan rápido, la duda para muchos y es conocer el lugar que ocupará el ser humano en un mundo dominado por inteligencias artificiales.
Una transformación radical
Gates tiene claro que la IA cambiará por completo dos pilares esenciales de la sociedad: la educación y la medicina. Cree que habrá tutores digitales que no solo enseñen, también que motiven, detecten puntos débiles y personalicen el aprendizaje en tiempo real. Habla de una pedagogía algorítmica que pone en aprietos la continuidad de la figura del maestro tal y como lo conocemos en la actualidad.
Es en la medicina donde Bill Gates ve un impacto más inmediato y revolucionario. La IA “podrá superar a los médicos en diagnósticos complejos al integrar información genética, síntomas, bases de datos clínicas y publicaciones científicas a una velocidad sobrehumana”. Pero en lugar de reemplazar al doctor actual, lo multiplicará llevándolo a zonas remotas, hospitales colapsados y regiones en las que la atención sanitaria es todavía un privilegio. Apunta al fin de la escasez de médicos.
No todos son tan optimistas
Pero la visión de Gates no es compartida por otras personas relevantes, como es el caso de Mustafa Suleyman, CEO de IA en Microsoft, que advierte que estos desarrollos no serán simplemente herramientas para mejorar el trabajo humano, sino sustitutos directos. Cree que esta ola tecnológica “tendrá un efecto enormemente desestabilizador” en la fuerza laboral, rediseñando profesiones enteras y provocando una disrupción sin precedentes en casi todas las industrias.
Suleyman define a la IA como “una fuerza que desbloqueará crecimiento y riqueza” pero también la describe como “sustitutiva del trabajo”. Es decir, el auge de la IA no sería una evolución del trabajo humano, sí una transición hacia un nuevo modelo productivo en el que no serán necesarias muchas manos de obra.
Para Gates, el verdadero desafío no es el acceso a la tecnología, se trata del uso ético que se le dé: “A veces, cuando empoderas a los humanos, no se siempre se dirige en la dirección correcta”. Un ejemplo de ello, recordó, han sido las redes sociales y las plataformas digitales, con la aparición de discursos falsos y polarizados. Por tanto, el problema está en el uso que se hace de ella.
Gates es optimista, pero cauteloso. Muestra cierta alerta sobre la IA, que considera que en su mejor versión podría democratizar la excelencia y corregir desigualdades históricas. Pero sabe que si no se utilizada la forma adecuada, el resultado será el de aumentar las desigualdades, desplazar trabajadores y sembrar confusión en vez de conocimiento.
