Uno de los factores más importantes a la hora de conducir está en el manejo de los pedales. Por ello, el calzado debe ser el adecuado, uno que sujete bien el pie. Este es uno de los grandes motivos por los que no es recomendable conducir con chanclas o sandalias. No es una acción que esté expresamente prohibida en la normativa, pero sí supone un riesgo para la seguridad y puede implicar una sanción.
De acuerdo con el artículo 18 del Reglamento General de Circulación, se podría multar con 80 euros por estar al volante con calzado abierto o descalzo si no se mantiene la libertad de movimientos que garantice la propia seguridad, la del resto de ocupantes y la de los demás usuarios de la vía.
Al igual que no está definido el conducir con chanclas o sandalias, tampoco con crocs. Este tipo de zapato es más cerrado que las sandalias, pero no están completamente fijados al pie, salvo que se utilice una correa. Por tanto, su legalidad dependerá de lo que considere un agente de tráfico.
Los motivos que hacen peligroso conducir con un calzado no adecuado o descalzo
El tipo de calzado que se utilice para conducir es clave para hacerlo de forma segura, ya que del mismo dependerá el tiempo que se tarde en pisar el freno y la distancia que se recorra para evitar una colisión con un obstáculo, una persona o un animal que se cruce por el camino.
Con llegada del calor son muchas las personas que apuestan por las chanclas para conducir. Aunque no lo crean, están en un gran error porque son un tipo de calzado que puede limitar la libertad de movimientos al volante. Las chanclas no sujetan bien el pie, por lo que pueden desprenderse en cualquier momento y, peor todavía, quedarse enganchadas con algún pedal pudiendo provocar un accidente. Impiden ejercer la presión correcta sobre el pedal del freno, el embrague o el acelerador, resta agilidad y aumenta el tiempo de reacción ante un imprevisto.
Todos los problemas que genera conducir con sandalias, chanclas, crocs o ir descalzo provocan también un aumento de las distracciones al volante y una situación de estrés que es motivada por una conducción incómoda. El resultado es una reducción de la concentración del conductor y un evidente aumento del riesgo de accidente.
El calzado ideal para conducir
El conductor debe ir vestido de la manera adecuada, hay que evitar ir sin camiseta por ejemplo, y llevar un calzado que le permita tener el máximo control del vehículo. Para ello, un buen zapato para conducir debe reunir las siguientes características:
- Debe sujetar bien el pie y adaptarse al contorno sin dejar holguras.
- Debe ser flexible para no impedir la libertad de movimiento. Sólo así los pedales recibirán con mayor precisión las órdenes.
- Debe garantizar al agarre, por lo que el material de la suela no debe resbalar sobre el pedal. Cuanto más fina, mejor transmitirá la sensación de precisión sobre el pedal ante una situación de emergencia. Hay que evitar conducir con la suela del zapato mojada, resbala más.
- El calzado debe ser cómodo, ligero, para que los movimientos sean ágiles. Si lleva cordones hay que asegurarse de que estén bien abrochados y que sean cortos para que no se enganchen con el pedal.
- El calzado debe ser transpirable para evitar que el pie sude, sobre todo en los meses de verano en los que estamos en la actualidad. El calentamiento excesivo hará que el conductor esté más incómodo y esto puede generar estrés y falta de concentración.