Después de casi 21 años de trabajos de construcción, por fin se ha inaugurado la autovía A-22 que une Lleida con Huesca y en la que se espera una afluencia de 10.000 coches al día desde este mismo mes de octubre. Para muchos, parecía que esta vía rápida no se iba a poder completar nunca y eso que no se trataba de una distancia muy larga. Con la apertura del tramo Siétamo – Huesca, ya se encuentra operativa, aunque sea después de dos décadas.
Conectada con otras autovías
El pasado 1 de octubre será recordado como un día clave por todos aquellos que esperaban ansiosos la apertura de la A-22 después de 21 años de obras. Ya no sólo es una vía clave en el tramo Huesca – Lleida, también porque está conectada con otras de alta capacidad como son la A-23 y la A-21.
El último tramo era el encargado de unir Siétamo con Huesca, un recorrido de apenas 12,8 kilómetros entre los dos puntos y en el que se ha estado trabajando durante los últimos siete años. La inversión supera los 61 millones de euros, tal y como recogieron medios de comunicación locales.
Antel del último tramo, Siétamo – Huesca, hubo otros que se completaron en estas dos décadas. El primero de ellos, con el que se arrancó esta construcción, fue la variante de Monzón, donde se dio el pistoletazo de salida. Después, los tramos de Lleida a la variante Almacelles y El Pueyo-Ponzano. Más tarde se abrió el tráfico entre el río Alcanadre y Siétamo y la variante de Barbastro. A partir de 2011 y 2012 empezaron a completarse el resto.
Uno de los problemas con las obras: no había luz verde
Todo parecía transcurrir con normalidad, pero conforme pasaba el tiempo y se llegaba al tramo decisivo, la situación se complicó y por ello se ha inaugurado la A-22 mucho más tarde de lo que se pretendía. La distancia entre Huesca y Lleida no era el principal problema, pues hay 113 kilómetros que no conllevaron tanta espera. El principal inconveniente al que se tuvo que hacer frente en el último tramo es que este era el último que había realizado el estudio informativo, por lo que hasta 2007 no se dio luz verde desde el Ministerio de Medio Ambiente.
Este problema repercutió en los retraso, pero no fue el único que apareció. En 2008 la crisis económica fue clave y esto conllevó que la construcción del proyecto se detuviese de inmediato. Pasaron 10 años, en 2018, para que de nuevo comenzasen las obras de la A-22. Todo esto supuso un importante quebradero de cabeza, ya que durante su realización hubo prolongaciones de plazo muy grandes y también creció el presupuesto que se había fijado.
En la actualidad, todos estos problemas de la A-22 han terminado. Nada más y nada menos que 21 años después se pudo llevar a cabo la inauguración del último tramo, de 12,8 kilómetros con dos carriles en cada sentido y con un total de cuatro salidas y otras tantas entradas, que son las siguientes: Loporzano, Montearagón, Centro de Ronda Norte y Oeste de Ronda Norte.
Desde los primeros días de octubre la actividad ha llegado a la zona después de mucho tiempo y los vehículos han comenzado a circular por la A-22 sin tener que encontrase con señales de obra ni obreros sobre el asfalto. Se espera que más de 10.000 vehículos hagan uso de ella cada día y que se aprovechen de una construcción que parecía que nunca iba a acabarse.