Este verano está marcado por un aumento del consumo eléctrico en los hogares españoles, debido sobre todo a las altas temperaturas y el aumento del uso de sistemas de climatización. De acuerdo a los datos del Instituto de Diversificación y Ahorro de la Energía (IDEA), una vivienda media con tres o más ocupantes puede alcanzar los 7.540 kWh anuales, con picos significativos en los meses de julio y agosto debido al aire acondicionado.
A esto hay que añadir que el precio medio de la luz en este 2025 ronda los 75 euros por MWh (megavatio-hora), un 44% más que el pasado 2024 según los datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Así, muchas personas buscan soluciones para reducir el gasto, como son los dispositivos ahorradores de energía que hay en Amazon y que la OCU ha examinado a fondo y las conclusiones no son tan positivas como se podía esperar.
Afirmaciones no reales
Los llamados ahorradores de energía se pueden adquirir en plataformas como Amazon por un precio que oscila entre los 15 y los 30 euros. En su presentación, se asegura que pueden reducir la factura eléctrica hasta en un 90% simplemente enchufándolos a cualquier toma de corriente. Sin embargo, desde la OCU advierten de que estas afirmaciones son engañosas: “Estos aparatos no tienen ningún tipo de impacto significativo en el consumo real que registra el contador”, asegura un portavoz de la organización.
El principio que esgrimen estos dispositivos está basado en la compensación de la energía reactiva, un fenómeno eléctrico que existe pero no influye en el gasto doméstico. Para la OCU, la comparación es sencilla: “Es como la espuma de la cerveza, ocupa un espacio en el vaso, pero no es líquido que puedas beber”. En definitiva, los contadores no miden esta energía, por lo que su corrección no se traduce en ahorro. Sólo en industrias con maquinaria pesada, en los que la energía reactiva sí se factura, estos sistemas podrían tener utilidad, pero nunca en una vivienda.
Un gasto adicional más que un ahorro
Desde la OCU se ha comprobado que lejos de reducir la factura, estos dispositivos genera un coste extra por su precio de compra y el mínimo consumo que producen. Por tanto, “en lugar de ahorrar, el usuario termina pagando más”. Además, desde la organización se recuerda que en años anteriores se analizaron productos similares y los resultados fueron idénticos. A pesar de ello, su venta es positiva ya que se aprovecha de la desesperación de los consumidores ante las subidas tarifarias.
Otras alternativas para conseguir un ahorro de energía
Frente a soluciones que no son tal reales como aseguran, la OCU recomienda medidas efectivas basadas en hábitos y tecnología:
- Discriminación horaria. Hay que aprovechar las tarifas con tramos valle (nocturnos o fines de semana) para usar electrodomésticos como lavadoras o lavavajillas.
- Eficiencia energética. Hay que sustituir las bombillas tradicionales por LED, ajustar la temperatura del frigorífico y optar por electrodomésticos con etiqueta A+++.
- Comparar tarifas. Utilizar herramientas como el comparador de la Comisión Nacional de Mercados y la Competencia u otras plataformas independientes para encontrar ofertas adaptadas al consumo real.
- A pesar de que el pasado 2024 hubo un descenso del 26% en instalaciones fotovoltaicas, la bajada de precios de los paneles y las ayudas públicas las convierten en una opción viable a medio plazo.
Desde la OCU se critica la falta de control sobre la publicidad engañosa de estos productos y se exige mayor transparencia: “Las plataformas como Amazon deberían verificar las afirmaciones de los vendedores antes de permitir su comercialización”.