El coche eléctrico es una realidad y apunta a que en un futuro será la opción obligada para todos, aunque un amplio abanico del sector es reticente a ello. Mientras, siguen puliéndose detalles en su entorno, por ejemplo en cuanto a la normativa. Así, la Unión Europea ha puesto en marcha una serie de medidas sobre la conectividad para garantizar el correcto funcionamiento de la infraestructura de carga.
Por un lado, se subraya que todos los puntos de carga de acceso público de más de 50 kWh tienen la obligación de incorporar una opción de pago de uso universal sin necesidad de suscripción, como un lector de tarjetas. Por otro, deben dar a los consumidores información transparente, mediante medios electrónicos, sobre precios, disponibilidad y características del cargador. En palabras de Néstor Mangas, de Wireless Logic España, “se trata de un paso lógico si queremos construir una infraestructura de carga sólida y eficiente, que realmente aporte valor a los usuarios y promueva el crecimiento del vehículo eléctrico”.
Las comunicaciones móviles toman protagonismo
Para poder garantizar una experiencia de carga fluida, tanto los sistemas de pago como las estaciones de recarga deben contar con una conectividad robusta y segura. El acceso fijo disponible en la mayoría de las instalaciones no siempre garantiza los niveles necesarios de servicio, visibilidad o ciberseguridad. Los puntos de carga y los sistemas de pago necesitan redes dedicadas, privadas y gestionables.
Ante esta situación, las comunicaciones móviles toman cada vez más protagonismo ya que en un “entorno competitivo en crecimiento, una buena experiencia de carga ayuda a fidelizar a los clientes. La necesidad de comunicaciones fiables y seguras es el motivo por el que cada vez más fabricantes y operadores están optando por la tecnología celular”, asegura Mangas. A todo ello, “las regulaciones son muy estrictas en materia de disponibilidad y si añadimos los pagos a la ecuación la conectividad se vuelve aún más crítica. Cuando hay dinero en juego, es tan importante el funcionamiento como la experiencia de usuario”.
La nueva norma no tiene que verse como un quebradero de cabeza para ninguno de los actores, puede mirarse como una oportunidad para crear ventajas competitivas. En un ecosistema tan crítico y complejo resulta necesario contar con el apoyo de un proveedor de conectividad capaz de ofrecer garantías a largo plazo y soluciones de conectividad que vayan más allá de la tarjeta SIM.
Se necesitan buenas soluciones
La normativa AFIR no es la única que puede afectar al ecosistema de puntos de carga. El próximo 1 de agosto entrará en vigor la normativa europea EN 18031, que refuerza la Directiva sobre los Equipos Radioeléctricos (RED) e introduce nuevos requisitos para equipos electrónicos. Para que reciban el marcado CE y poder se distribuidas legalmente en el mercado europeo, los dispositivos deben estar diseñados para evitar ciberataques, garantizar la integridad de las redes conectadas y proteger la intimidad de los usuarios, además de incorporar funciones para evitar ataques fraudulentos.
Por tanto, no hay otra opción que apostar por la asociación con proveedores líderes como, por ejemplo Wireless Logic, que lleva años ayudando a los principales fabricantes y operadores de carga europeos a conectar con garantía su infraestructura de carga. Mangas comenta que en Wireless Logic ofrecen “desde la SIM M2M hasta el router conectado y preconfigurado. Además, trabajamos con un marco de ciberseguridad en trescientos sesenta grados, y contamos con una herramienta puntera basada en Inteligencia Artificial para la detección de anomalías y ciber amenazas”.
Mangas asegura que desde Wireless Logic están “convencidos de que nuestras soluciones de conectividad van ayudar a todas las empresas del ecosistema de carga eléctrica a acelerar sus despliegues, ser más rentables y cumplir con las nuevas regulaciones de la industria”.
