Cualquier movimiento de dinero que se realiza en España debe ser controlado por Hacienda, da igual la naturaleza del mismo y entre quién se realiza. Incluso si es entre padres e hijos. Por esta razón, las entidades bancarias de nuestro país están obligadas a comunicar a la Agencia Tributaria cualquier tipo de transferencia que pueda resultar sospechosa, con el objetivo de prevenir actividades ilegales como pueden ser el fraude fiscal o el blanqueo de capitales. Aunque desde el organismo gubernamental no se establecen límites específicos para las transferencias familiares, sí que se puede investigar cualquier operación en la que se detecten irregularidades o una falta de justificación adecuada.
En el artículo 93 de la Ley General Tributaria es donde se recoge la obligación de las entidades financieras de informar a Hacienda sobre operaciones sospechosas, todo con la idea de prevenir futuros fraudes fiscales y actividades ilícitas. Por tanto, los ciudadanos deben ser conscientes de lo que está permitido y de lo que está prohibido, puesto que no se valorará el desconocimiento de la norma tal y como establece el artículo 6.1 del Código Civil: “La ignorancia de las leyes no excusa de su consentimiento”.
Las cantidades controladas por Hacienda
La normativa de la Agencia Tributaria recoge diversos mecanismos para la prevención y lucha contra el fraude fiscal. Uno de ellos es la limitación de pagos en efectivo. De acuerdo esta ley, el límite se estable en 2.500 euros cuando al menos una de las partes de la operación actúa como empresario o profesional. Este límite aumenta a los 15.000 euros si el pagador es una persona física sin domicilio fiscal en España que no actúa como empresario o profesional.
En cuanto a las transferencias entre padres e hijos, están permitidas pero son vigiladas para evitar la ocultación de donaciones. Por este motivo es importante comprender la diferencia entre una donación y un préstamo, pues el tratamiento fiscal es totalmente diferente.
Donaciones entre padres e hijos
De acuerdo a la Ley 29/1987, de 18 de diciembre, del Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones (ISD), las transferencias de dinero entre padres e hijos que no se justifiquen como préstamos pueden ser interpretadas por Hacienda como donaciones, que están sujetas al ISD y su cuantía varía en función de la comunidad autónoma y del grado de parentesco entre el donante y el receptor. En el caso de padres e hijos se suelen aplicar reducciones importantes al tributar por este impuesto.
No declarar una donación puede derivar en sanciones graves, incluyendo intereses de demora y multas que oscilan entre el 50% y el 150% del importe no declarado.
Ingresos sin justificar
En el caso de que Hacienda considere que las transferencias recurrentes entre padres e hijos son ingresos no declarados o donaciones encubiertas, se podría iniciar una investigación. En tal caso, las transferencias estarían sujetas al Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF).
Si en la investigación se detectan irregularidades, se puede considerar como una infracción tributaria grave, con sanciones que parten del 50% del importe no declarado.
Los préstamos entre padres e hijos
Si la idea de la transferencia es la de realizar un préstamos entre padres e hijos se recomienda formalizar la operación mediante un contrato privado o escritura pública. El documento debe contener las condiciones del mismo para evitar que sea considerado como una donación por parte de Hacienda.
El préstamos debe comunicarse a la administración tributaria mediante el modelo 600, que está regulado en cada comunidad autónoma para el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados.
Los Bizum y el dinero en efectivo
En el caso de las transferencias que se realizan mediante Bizum, quedan sujetas a las mismas normativas fiscales que otros métodos de transferencia. Si las cantidades acumuladas durante el año fiscal superan los 10.000 euros deberán incluirse en la Declaración de la Renta.
En cuando a dinero en efectivo, se debe noticiar cualquier movimiento igual o superior a los 3.000 euros.
