El arroz es un símbolo de Japón, es su historia, su cultura y la base de su dieta. Pero no son buenos momentos para este alimento, que ha visto como ha aumentado de manera importante el precio y, al mismo tiempo, la escasez en los supermercados. Esto ha hecho que, entre otras medidas, desde el gobierno nipón se haya impuesto un límite a la hora de poder comprar arroz, una bolsa por persona.
Se han juntado varias circunstancias que han hecho que se llegue a la situación actual. La primera, las intensas lluvias que conllevaron una reducción en la producción de arroz y provocado muy malas cosechas. A eso se suma una política agrícola errónea, pues se incentivó la reducción de las áreas de cultivo para evitar el desplome de precios y ahora les ha explotado.
Además, están los enormes aranceles a la importación que impone Japón para proteger la producción local, que está cerca del 800% y hace complicado aumentar la cantidad del arroz con producto extranjero en momentos de crisis como el actual. Tampoco ha estado de su lado la inflación y la caída del peso del yen, lo que conlleva a que importar el arroz se mucho más caro.
El turismo y el sushi tampoco ayudan
La llegada de turistas a Japón sigue creciendo y gran parte de los mismos quieren disfrutar del sushi tradicional y auténtico, lo que hace que aumente la demanda en los restaurantes y la presión para obtener el producto. Entre las medias que está tomando el gobierno para frenar este drama nacional están la liberación de 500.000 toneladas de las reservas nacionales para frenar el aumento de los precios y además se ha impuesto un límite de compra de una bolsa por persona.
Además, se han puesto en marcha medidas para facilitar la importación, aunque algo tarde para solucionar esta crisis. También el fomento de cultivos resistentes al calor y el apoyo logístico a los agricultores.
El ministro de Agricultura renunció
El no saber estar a la altura de las circunstancias en un momento de crisis como el que vive Japón con el arroz se ha llevado por delante a Taku Eto, ministro de Agricultura. Tuvo que presentar su dimisión tras la indignación que causaron sus palabras, en las que aseguró que “nunca había tenido que comprar arroz” porque lo recibía como regalo de sus partidarios.
Este comentario lo hizo durante un evento del Partido Liberal Democrático y fue un varapalo para una población que se está enfrentando a precios récord en la compra del arroz, un producto básico en la dieta japonesa. Su marcha deja claro la sensibilidad política alrededor de un alimento que ha visto como en los últimos dos años su precio ha aumentado un 55%.
Eto admitió ante los medios de comunicación que “fue un comentario extremadamente inapropiado en un momento en el que los consumidores luchan contra precios altos” e intentó aclarar que sí compraba arroz blanco y que sólo recibía arroz integral como obsequio, pero el daño ya estaba hecho.
El adiós de Eto parece ser sólo la primera de las consecuencias de un problema estructural del país, que está ante su peor crisis del arroz en décadas. A pesar de todas las medidas que se han ido tomando en los últimos años, los precios no han mejorado, todo lo contrario, y la situación sigue siendo crítica.
Tranquilidad en España
Para aquellos consumidores de sushi de nuestro país, pueden estar tranquilos ya que esta crisis no les afectará en absoluto. Sí pueden sufrir consecuencias aquellos restaurantes japoneses y tiendas gourmet especializadas que traigan las materias primas desde Japón, que sufrirán la subida de precios.