En los días en los que el calor aprieta, de los que tendremos muchos en lo que resta de verano, no hay nada mejor como tomar una fruta refrescante. Nos hidrataremos y, de paso, cuidaremos nuestra salud y combatiremos la inflamación. Entre las más destacadas, el albaricoque. De acuerdo con Rocío del Pozo, dietista-nutricionista, “el albaricoque es una fruta muy nutritiva, además de baja en calorías, rica en fibra soluble y antioxidantes”. Todo esto lo convierte en un “aliado para la salud”.
Una gran cantidad de agua contra el calor
Por si muchos no lo sabían, el albaricoque está compuesto hasta en un 86% de agua. Esto es lo que lo convierte en un refresco natural que, junto con su alto contenido en potasio (un mineral clave para mantener el equilibrio hídrico y controlar la presión arterial de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud) te ayuda a reponer lo que el sudor ha ido quitando cuando el termómetro estaba por las nubes.
Además, hay que tener en cuenta un detalle importante. Conforme vamos cumpliendo años, la sensación de sed se va apagando y esto puede poner en riesgo a las personas mayores, sobre todo en verano. Pero, como señala Del Pozo, “pueden compensar esa bajada de ganas de beber con frutas jugosas como el albaricoque”.
Proporcional un brillo que no da ninguna crema
El albaricoque es un pequeño cóctel en el que podemos encontrar vitaminas A, C y E. Las tres, según un estudio de la Universidad de Lesley, Estados Unidos, y el Instituto Leibniz de Medicina Ambienta, Alemania, protegen la vista y ayudan a mantener la piel joven y luminosa combatiendo de esta forma el fotoenvejecimiento. Por tanto, si se pretende contar con un brillo saludable, el albaricoque es una fruta clave para conseguirlo.
El colesterol, controlado
La fibra del albaricoque no sólo ayuda a que el tránsito intestinal funcione como si se tratase de un reloj, también alimenta a las bacterias buenas de nuestro microbiota. Esto lo que hace es prevenir el estreñimiento y contribuir a mantener a raya el colesterol y el azúcar en sangre. A todo ello, añadir que da sensación de saciedad, por lo que ayuda a no caer en la tentación del picoteo constante.
Contra la inflamación
El albaricoque viene cargado de antioxidantes como son betacarotenos, luteína, zeaxantina y flavonoides (antocianinas y catequinas). Todo ellos pelean contra los radicales libres, esos pequeños villanos que dañan las células y fomentan la inflamación, uno de los enemigos de nuestra salud.
De acuerdo con Del Pozo, “gracias estos antioxidantes, el albaricoque contribuye a prevenir enfermedades serias, desde problemas cardiovasculares hasta neurodegenerativos”.
Otro estudio, como el de la Universidad Iman Abdulrahman Bin Faisal de Arabia Saudi apunta a que esta fruta puede ayudar a reducir los riesgos en algunos cánceres, como el de mama y colorrectal.
Frescos, cuando más nutrientes aportan
Lo ideal es aprovechar la temporada del albaricoque y comerlo fresco, que es el momento en el que aporta más nutrientes. También se pueden encontrar enlatados o secos, pero en esta opción la aportación nutricional es más baja. Se pueden añadir a las ensaladas, yogures o postres, dándole frescura y alegrando los platos. La experta concluye que “por su dulzura y toque ácido, pueden sustituir perfectamente a melocotones o ciruelas en muchas recetas”.
Por tanto, este verano, si no lo has hecho antes, hay que darle una oportunidad al albaricoque, que nos ayudará a dejar el calor a un lado y además será beneficioso para nuestra salud.
