Las estafas están muy presentes en el día a día y uno nunca sabe por dónde le pueden llegar a intentar engañar. Por ello, es importante que cuando una persona tiene un intento de estafa lo comunique a su entorno para que esté avisado. Y las redes sociales son un buen canal para hacerlo, porque la repercusión puede ser considerable. Un ejemplo de ello es lo que le ocurrió a Bea Berenguer, usuaria de la red social X, antiguo Twitter, que compartió lo que le sucedió hace unos días.
Se trata de una estafa de WhatsApp que comienza siempre con el SMS: “Hola mamá, el móvil no me enciende. Envíame un mensaje a este número de WhatsApp en cuanto puedas”. Mientras unos pasan de contestar, ella, sabiendo que era un intento de engaño, siguió adelante y lo hizo tan bien que consiguió datos clave del estafador, como su nombre. Su experiencia tuvo una repercusión de 15 millones de impresiones en X y más de uno seguro que se enteró de este tipo de estafa con la publicación de Bea.
La protagonista, consciente desde el primer momento
Bea supo desde el primer instante que se trataba de un intento de estafa y pensó cómo poder darle la vuelta a la situación, engañar ella a la otra parte. Le cabreaba, y mucho, el pensar que este tipo de ciberdelincuentes pudiese aprovecharse de personas mayores, por lo que decidió seguirle la corriente. Con el paso de los minutos, esta mujer se fue ganando la confianza del estafador con la idea de conseguir información valiosa con la que poder denunciar el intento de estafa, algo que conseguiría.
Su objetivo, además de tener una prueba con la que denunciar a una persona concreta, también era dejar constancia de dos cosas: que los ciberdelincuentes aprovechan cualquier método para intentar estafar y que es posible desmontarle su estrategia con solo un poco de astucia.
Así se ganó su confianza por WhatsApp
Para tener al estafador de su lado, Bea comenzó a mandarle mensajes en los que daba a entender que se pensaba que al otro lado de la conversación estaba su hija.
Sin embargo, el estafador tenía priesa y no quería perder mucho el tiempo en asuntos familiares, por lo que pronto, tardó diez mensajes, le pidió un favor monetario: poniendo como excusa que tenía un teléfono nuevo y que no podía acceder a su aplicación del banco, por lo que no podía pagar unos recibos pendientes, le pidió a su madre que los pagara ella en su lugar porque de no hacerlo iban a subir los créditos. El total, nada más y nada menos que 4.980 euros. Y la pregunta: “¿Vas a poder ayudarme?”.
Ahí no se quedó la cosa. Bea le seguía el rollo al ciberdelincuente para poder llegar al fondo del asunto e incluso le dijo el nombre de la entidad bancaria desde la que le haría la supuesta transferencia. Fue en ese momento en el que la otra parte, la estafadora, reveló un detalle más que importante: sus datos bancarios.
El delincuente se dio cuenta de su gran error y al momento eliminó el mensaje del chat, por lo que a Bea no le dio tiempo a quedarse con los datos del banco. Por suerte, sí consiguió quedarse con el nombre real del estafador, en este caso estafadora. Una información clave para poner una denuncia a esta persona.
Además de acudir a dependencias policiales, Bea compartió la historia en X y la repercusión fue espectacular, con más de 15 millones de impresiones, millones y millones de personas a los que les llegó su experiencia y que saben que no hay que fiarse de cualquier mensaje que nos llegue a WhatsApp, venga de quien venga.