Uno de los objetivos de salud más importantes para un amplio colectivo de la población es el de tener una gran esperanza de vida en las mejores condiciones posibles. Y para conseguirlo es necesario seguir un estilo de vida beneficioso para nuestro organismo, que empieza desde el mismo momento en el que nos levantamos, en el desayuno. Dan Buettner, experto en longevidad, asegura que los desayunos de aquellas personas que más viven no incluyen ciertos alimentos, refiriéndose a “cereales azucarados ni panceta grasa”. Añade que son “sencillos, naturales y ricos en fibra”.
Buettner no dudó en comparar los productos que se consumen habitualmente en las zonas azules, aquellas con una alta concentración de personas centenarias y una alta longevidad, con los de Estados Unidos. En dicho país es frecuente recurrir a huevos, tocino y cereales para obtener energía durante los primeros compases del día. Sin embargo, sus componentes pueden poner en riesgo nuestra integridad física a largo plazo si nos alimentamos de ellos de manera prolongada.
En una publicación en una perfil de red social, Buettner comenta a sus miles de seguidores lo siguiente: “Permíteme compartir contigo el secreto número uno para desayunar si quieres vivir hasta los 100 años. Aquí, en Estados Unidos, cuando pensamos en el desayuno, generalmente son huevos o tocino, pero eso tiene mucha grasa saturada, o es cereal, pero eso tiene mucho azúcar (…) En lugares como las zonas azules, donde la gente realmente llega a los 100, comienzan su día con un desayuno salado. Son judías y arroz. En algunas áreas es pan con aguacate o una sopa minestrone”.
Qué debemos comer en el desayuno (y qué no)
David Sinclair, biólogo y experto en longevidad, también da su punto de vista sobre cómo conseguir alargar la vida en las mejores condiciones posibles. En más de una ocasión, sino en millones, hemos escuchado la importancia realizar cinco comidas al día. Ahora parece que las recomendaciones de los entendidos en la materia es otra.
Ahora parece no ser tan favorable si nuestro objetivo es gozar de una gran longevidad en el futuro. al menos es lo que opinan algunos estudiosos, como es Sinclair, que apunta hacia un estilo de vida totalmente diferente, en el que sólo tendría cabida una comida al día. Eso sí, el propio Sinclair reconoce que se trata de un experimento y no de una rutina probada, por lo que cambiará de procedimiento si el descrito no acaba de funcionar en términos biológicos.
Por ahora, Sinclair se mantiene fiel a dicha teoría y aconseja moderar la alimentación tal y como él está haciendo: “Si pudiera recomendar algo a todo el mundo, si solo pudiera decir una cosa, sería comer menos seguido. Antes solía recomendar come esto o aquello, pero en realidad creo que cuándo comes es tan importante como qué comes. Incluso más. Y he cambiado mi vida en consecuencia”.
Para él, la clave de todo está en que el organismo funcione como si estuviera en la situación de quedarse sin alimento, de modo que actúe como si pudiera morir en los próximos días. Dicho sistema se basa en la hormesis, que consiste en ganar resistencia en ase a lo que comes o, en este caso, a lo que no se come.
De acuerdo con el experto, sus efectos a largo plazo podrían suponer una sustancia mejora en la longevidad del individuo. La idea es romper con la costumbre de tu cuerpo de estar saciado durante todo el día, lo que en palabras de Sinclair, podría ayudar a vivir hasta dos décadas más de media, aunque hay que tener en cuenta que cada persona es diferente a otra.