Con la Inteligencia Artificial (IA) la vida ha cambiado y más que lo hará en cualquier aspecto de nuestro día a día. Uno de ellos tiene que ver con el del tráfico, pues el control sobre los vehículos será mayor. Un ejemplo de ello es lo que está sucediendo en Madrid y Barcelona, las dos principales ciudades de nuestro país, en el que con el uso de esta herramienta se están poniendo multas a los ciudadanos sin la necesidad de que tenga que actuar un agente de tráfico. Las infracciones perseguidas son invasiones de carril bus, el no uso del cinturón y cruce de líneas continuas.
La IA llegó primero a los semáforos, mediante unos sensores encargados de ajustarlos y con la utilización de algoritmos que predicen atascos. Ahora, en estas dos ciudades, se están desplegando cámaras con esta tecnología que no además de detectar infracciones menores también ponen multas de forma automática. En la capital catalana ya se han instalado cámaras en cuatro autobuses que identifican invasiones de carril bus y en un mes se detectaron 2.500 ocupaciones ilegales, con unas 80 al día.
Mientras, en Madrid, se han anunciado sistemas para detectar a conductores sin cinturón y también se utilizan cámaras en varios tramos de las autovías A-1, A-2, A-6 y A-42 que comparan la matrícula al inicio y al final de los mismos y si entre ambos puntos se ha cruzado la línea continua para cambiar de carril se sanciona al infractor con 200 euros.
No es necesaria la intervención humana
Con la utilización de la IA se produce un cambio de paradigma, pues esta tecnología se convierte en un agente de tráfico permanente. Aunque no persigue grandes delitos ni conductas temerarias, sí que pone multas por pequeñas infracciones que se dan de manera repetida en las ciudades. Estas infracciones, que antes escapaban porque era inviable tener a un agente en cada semáforo o cruce, ahora están más controladas gracias a la IA. Las cámaras con esta herramienta no se cansan y pueden estar trabajando durante 24 horas durante 365 días sin necesidad de intervención y poniendo las correspondientes multas.
Una de las grandes ventajas de los radares con IA es su alcance, ya que se pueden vigilar puntos con riesgo probado en los que la estadística deja claro que se debe acelerar menos. Estos sistemas ayudan a disolver estos puntos peligrosos, lo que conlleva un cambio en la vigilancia de la ciudad.
Las dudas sobre el sistema
Mientras que la Dirección General de Tráfico (DGT) también apuesta por la IA para la vigilancia, son muchas las preguntas que surgen antes de una adopción masiva de este tipo de tecnología. Una de ellas es la relacionada con la exactitud del sistema y la revisión humana, pues se debería conocer la tasa de error de cada sistema y qué porcentaje se revisa de forma manual antes de sancionar, así como lo que sucede en los casos límite o dudosos. Entre estos últimos se pueden encontrar los adelantos para evitar un choque, una maniobra para dejar pasar a una ambulancia o a los bomberos o la existencia de obras mal señalizadas.
Otras cuestiones a tener en cuenta son sobre el funcionamiento, de manera que haya transparencia técnica sobre estos equipos, al igual que debe conocer cómo funcionan en términos de privacidad. También tendría que haber vías de recurso eficaces y ágiles, de manera que sea posible oponerse ante las multas que se pueden recibir.
Por último, están las dudas sobre los criterios utilizados para el despliegue de estos dispositivos, además de que se deban hacer auditorías independientes de forma periódica para que se puedan detectar sesgos o tasas de error aceptables.